Primero, debemos orar en espíritu, orar sinceramente y decir cosas verdaderas que provengan de nuestros corazones.
Segundo, debemos estar en el lugar de un ser creado y no tener exigencias para Dios; cebemos orar con un corazón que se someta a Dios.
Tercero, si nuestra iglesia no tiene la obra del Espíritu Santo debemos tener oraciones de búsqueda.