Hermanos y hermanas, moveos y bailad. No sintáis recatados o timidez. A Dios no le importa si tus movimientos son malos; le encanta y le alegra que lo alabes. Así que alábalo con todo tu corazón. Simplemente deja de lado tu timidez, moveos y bailad. A Dios no le importa cuántos años tengas o cuántas personas se pongan de pie. Alabarlo con tu corazón libera tus almas. Toda la gloria a Dios.
Desde que entraste llorando a este mundo, comenzaste a cumplir tu deber. En el plan y en el orden de Dios, asumiste tu rol e iniciaste el viaje de la vida. Sea cual sea tu pasado y el viaje que está ante ti, nadie puede escapar del orden de Dios y del plan que el cielo trazó, nadie tiene el control de su destino, pues sólo Él, que rige sobre todo tiene el poder de hacerlo.
Exultantes, la santidad y justicia de Dios van por todo el universo, alabadas por la humanidad. Ríen las ciudades del cielo, los reinos danzan en la tierra. ¿Quién no se regocija? ¿Quién no llora de felicidad? Los hombres no discuten jamás, no deshonran el nombre de Dios; viven a la luz de Dios, viven en paz unos con otros.