La llegada de Dios en la carne tiene lugar principalmente
para permitir a las personas ver Sus hechos reales,
para materializar el Espíritu sin forma en la carne,
y permitir que las personas lo vean y lo toquen.
De esta forma, aquellos a los que Él ya ha hecho completos harán de Él una realidad;
Él los ganará, y serán conforme a Su corazón.