Dios dice: “El estándar más bajo que Dios exige de las personas es que le puedan abrir sus corazones. Si el hombre le da a Dios su corazón sincero y le dice lo que realmente hay dentro de su corazón, entonces Dios estará dispuesto a obrar en el hombre; Dios no quiere el corazón torcido del hombre sino su corazón puro y honesto.
Durante ese tiempo, oré frecuentemente sobre esta situación. Cuando iba a casa de mi abuela, prestaba una atención particular a poner en práctica este aspecto. En las ocasiones en las que mi abuela me hablaba farragosamente y me molestaba, yo oraba a Dios en mi corazón. Cuando terminaba de orar, ya no me sentía tan enojada.
Primero, debemos orar en espíritu, orar sinceramente y decir cosas verdaderas que provengan de nuestros corazones.
Segundo, debemos estar en el lugar de un ser creado y no tener exigencias para Dios; cebemos orar con un corazón que se someta a Dios.
Tercero, si nuestra iglesia no tiene la obra del Espíritu Santo debemos tener oraciones de búsqueda.