Echemos un vistazo retrospectivo hacia la época en que el Señor Jesús obraba en Judea, aquellos principales sacerdotes, escribas y fariseos temían que los pueblos siguieran a Él causando que perdieran sus propios estatus. Por esta razón, condenaban locamente, difundían rumores e inculpaban a Jesús para impedir a los creyentes a volverse a Él, e incluso le blasfemaban que Él era el hijo del carpintero pobre
El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, […]” (Juan 16:12-13).
El Apocalipsis profetiza: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda” (Apocalipsis 2:11).
Dios dice: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).
“Si [la humanidad] desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarlo, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre serán una catástrofe inevitable”.
La Palabra de Dios dice: “La humanidad, desviada de la provisión de vida del Todopoderoso, no conoce el propósito de la existencia, pero teme a la muerte a pesar de ello. Están sin la ayuda o apoyo, pero siguen renuentes a cerrar los ojos; y se arman de valor para alargar una existencia innoble en este mundo, sacos de carne sin tener ni idea de sus propias almas.
Algunos dicen: “Cuando vuelva el Señor, descenderá sobre una nube, y tras verlo, naturalmente podremos recibirlo”. ¿Es realmente tan simple dar la bienvenida al Señor? Mirando hacia la época en que el Señor Jesús vino a obrar, los principales sacerdotes judíos, los escribas y los fariseos lo vieron, no obstante, no solo no le dieron la bienvenida, sino que también condenaron y rechazaron a Él
Hace dos mil años, los discípulos le preguntaron al Señor Jesús: “[…] cuál será la señal de tu venida y de la consumación de este siglo” (Mateo 24:3). El Señor Jesús respondió: “Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin.
Ahora, los desastres ocurren en todas las partes del mundo, y muchas personas fallecen en medio de ellos todos los días. Algunas personas se dan cuenta de que tenemos que arrepentirnos ante Dios, y sólo entonces podremos ser protegidos por Él.
¿Cuántas prácticas religiosas cumples? ¿Cuántas veces te has rebelado contra la palabra de Dios y has tomado tu propio camino? ¿Cuántas veces has puesto en práctica la palabra de Dios porque eres verdaderamente considerado con Sus cargas y buscas satisfacer Su voluntad? Debes entender la palabra de Dios y ponerla en práctica como corresponde.
Tal como Dios Todopoderoso dice: “Todos los que pueden seguir la luz presente del Espíritu Santo son benditos. Las personas de épocas pasadas también siguieron las pisadas de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra presente del Espíritu Santo y que pueden seguir las pisadas de Dios, de tal manera que sigan a Dios dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice.
El Señor Jesús nos prometió que vendría de nuevo en los últimos días. Ahora, los desastres han llegado uno tras otro, las señales de la venida del Señor se han cumplido. El Señor ya ha regresado hace tiempo, Él es Dios Todopoderoso encarnado.