El reino crece en este mundo.
Se forma entre los hombres.
Se erige entre los hombres.
No hay fuerza que destruya el reino de Dios.
Él camina entre Su pueblo y vive con Su pueblo.
Todos los que aman a Dios, ¡qué benditos son!
Un entorno confortable no siempre es bueno para nosotros, en cambio, tendemos a no intentar progresar en él. Como todos sabemos, tenemos que pasar por altibajos a medida que crecemos. O bien no podemos resistir un solo golpe como las flores en un invernadero, y mucho menos podemos adaptarnos a las duras condiciones. Si deseamos alcanzar la madurez en la vida, primero tenemos que experimentar algunos reveses y dificultades.