Todo lo que Dios hace es necesario, y posee un sentido extraordinario, porque todo lo que lleva a cabo en el hombre concierne a Su gestión y la salvación de la humanidad […]. En otras palabras, independientemente de lo que Él hace o de los medios por los que lo hace, del coste o de Su objetivo, el propósito de Sus acciones no cambia. Su objetivo consiste en introducir en el hombre las palabras, los requisitos y la voluntad de Dios para él; dicho de otro modo