Como un creyente en Dios, ¿alguna vez ha hecho introspección sobre para qué cree en Él? Esta pregunta es muy importante para nosotros los creyentes, y está directamente relacionada con si podemos obtener la aprobación de Dios.
La Biblia registra que el Señor Jesús alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos peces, y al día siguiente, estas personas vinieron ante Él, les dijo: “En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado” (Juan 6:26). “Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed” (Juan 6:35). De las palabras del Señor, vemos que Dios quiere que recibamos la vida de Él, en lugar de cosas materiales. Leamos juntos algunos pasajes de la Palabra de Dios para comprender mejor Su voluntad.
La Palabra de Dios dice: “Cuando el Señor Jesús vio a estas cinco mil personas, estaban hambrientas y sólo podían pensar en llenarse el estómago, y por ello fue en este contexto donde Él satisfizo sus deseos. ¿Qué había en Su corazón cuando lo hizo? ¿Cuál fue Su actitud hacia estas personas que sólo querían comer hasta saciarse? En este momento, los pensamientos del Señor Jesús y Su actitud estaban en relación con el carácter y la esencia de Dios. Frente a estas cinco mil personas con el estómago vacío, quienes sólo querían comer una buena comida; frente a estas personas llenas de curiosidad y esperanzas sobre Él, el Señor Jesús sólo pensó en utilizar este milagro para concederles gracia. Sin embargo, no depositó Sus esperanzas en que se convirtieran en Sus seguidores, porque sabía que sólo querían participar en la diversión y comer hasta saciarse. Así pues, lo hizo lo mejor que pudo con lo que tenía allí, y usó cinco hogazas de pan y dos peces para alimentar a cinco mil personas. Abrió los ojos de estas personas que disfrutaban ver cosas emocionantes, que querían ver milagros, y que vieron con sus propios ojos las cosas que Dios encarnado podía lograr. […] Aunque estas personas no sabían quién era Él ni lo entendían, ni tenían una impresión particular de Él ni gratitud hacia Él aun después de haber comido los panes y los peces, Dios no lo censuraría; les proporcionó una maravillosa oportunidad de disfrutar de Su gracia”.
“¿Puso entonces algunas exigencias a estas personas? ¿Hubo odio? No, aquí no hubo nada de eso; simplemente no quería prestar más atención a estas personas que no podían seguirle, y en ese momento Su corazón estaba dolido. Como había visto la depravación de la humanidad y había sentido su rechazo hacia Él, al ver a estas personas y estar con ellas, su torpeza y su ignorancia lo entristecieron mucho y afligieron Su corazón. Por ello sólo quería apartarse de ellas cuanto antes. El Señor no formuló exigencias para ellas en Su corazón; no quería prestarles atención, y sobre todo no quería gastar Sus energías con ellos. Sabía que no podían seguirle, pero a pesar de ello, Su actitud hacia ellos seguía siendo muy clara. Sólo quería tratarlos con bondad, concederles la gracia, y ciertamente esta era la actitud de Dios hacia toda criatura bajo Su dominio: tratarlas con bondad, proveer para ellas y alimentarlas. El Señor Jesús reveló, de forma muy natural, la propia esencia de Dios y trató con bondad a estas personas, porque era Dios encarnado. Lo hizo con un corazón de benevolencia y tolerancia, y con ese corazón les mostró bondad”.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Las palabras de Dios nos dicen que esas personas vinieron ante el Señor Jesús solo para comer pan hasta saciarse y para obtener más Su gracia, no eran personas que realmente deseaban seguirlo. Por lo tanto, el Señor Jesús habló mucho con los discípulos que realmente lo siguieron, no habló mucho a estas personas que solo pedían gracia, sino que simplemente las trató con amabilidad y les dio la oportunidad de disfrutar de Su gracia. Pero ellas nunca serían alabadas por Dios, ni tendrían la oportunidad de entrar en el reino de los cielos! Aquellos que se concentraban en recibir la vida, como Pedro, Juan y otros discípulos, siguieron al Señor no para la gracia, atesoraban Sus palabras y se enfocaban en el entendimiento de Su voluntad, así que Él les habló muchas palabras, regando y pastoreando e indicándoles a ellos el camino de entrar en el reino de los cielos y la forma de practicar la tolerancia y la paciencia con los demás, para que tuvieran la oportunidad de convertirse en personas aprobadas por Dios y de entrar en el reino de los cielos. Así como Pedro recibió la aprobación de Dios, el Señor le dejó pastorear todas las iglesias y le dio la llave del reino de los cielos. De esto vemos que todos los que creen sinceramente en Dios y buscan la verdad podrán recibir Su aprobación, la verdad y la vida.
En contraste con nosotros, ¿creemos en Dios es para comer pan? Entre todos los creyentes, hay quienes simplemente consideran que creer en el Señor es como un sustento espiritual para llenar el vacío de su corazón; hay quienes creen en el Señor para Su gracia, para un buen trabajo y para la paz en el hogar, etc; hay quienes leen la Biblia todos los días pero nunca actúan de acuerdo con las palabras del Señor, quieren seguirlo así para acabar entrando en el reino de los cielos, y así sucesivamente. ¿No son tales personas las que quieren comer hasta saciarse y ser salvados por la gracia? ¿Puede el Señor alabar esa fe? ¿No son ellas iguales que cinco mil personas que el Señor Jesús alimentó con cinco panes y dos peces? ¡Esas son preguntas que valen la pena sumir en la honda meditación!
Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com
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