Solía ocurrir que nadie conocía al Espíritu Santo y que, de manera particular, no sabían lo que es la senda del Espíritu Santo. Por esta razón, las personas siempre hacían el ridículo ante Dios. Se puede afirmar que casi todas las personas que creen en Dios no conocen al Espíritu, sino que tienen una especie de creencia confusa. Esto revela que las personas no entienden a Dios, y que aunque afirmen creer en Él, en términos de esencia y en base a sus acciones, creen en sí mismos y no en Dios. Por Mi experiencia personal práctica puedo ver que Dios da testimonio del Dios encarnado; que, desde afuera, todas las personas están obligadas a reconocer Su testimonio, y que apenas se puede decir que creen en que en el Espíritu de Dios no hay error alguno. Sin embargo, afirmo que lo que creen las personas no es en esta persona y que, de forma particular, tampoco es en el Espíritu de Dios, sino que creen en sus propios sentimientos. ¿No es esto creer sencillamente en sí mismas? Estas palabras que pronuncio son todas prácticas. No se trata de etiquetar a las personas, sino que necesito aclarar una cosa: que las personas puedan ser traídas a este día, tengan claridad o estén confundidas, es algo que realiza completamente el Espíritu Santo y no algo que los seres humanos puedan dictar. Es un ejemplo de lo que he mencionado antes respecto a que el Espíritu Santo fuerce la creencia de las personas. Esta es la manera de obrar del Espíritu Santo, y es una senda que toma el Espíritu Santo. Independientemente de en quién crean las personas en esencia, el Espíritu Santo les proporciona un tipo de sentimiento convincente para que crean en el Dios en su propio corazón. ¿No es esta la clase de creencia que tienes? ¿No sientes que tu creencia en Dios es algo extraño? ¿No te parece que es raro que seas incapaz de escapar a esta corriente? ¿No has dedicado esfuerzo alguno a reflexionar en ello? ¿No es esta la mayor señal y el mayor prodigio? Aunque muchas veces hayas sentido la necesidad de escapar, siempre existe una gran fuerza vital que te atrae y te hace renuente a apartarte. Y cada vez que te encuentras con esto, se te hace un nudo en la garganta, sollozas, y no sabes qué hacer. Hay algunas personas que intentan irse. Sin embargo, cuando procuras irte, es como si te clavaran un puñal en el corazón, y como si un fantasma en la tierra te arrancara el alma, de manera que tu corazón está inquieto y sin paz. Después de esto, no puedes evitar armarte de valor y regresar a Dios... ¿No has tenido esta experiencia? Creo que los hermanos y hermanas jóvenes, que son capaces de abrir su corazón, responderán: “¡Sí! ¡He tenido tantas experiencias de estas; me siento tan avergonzado de pensar en ellas!”. En Mi propia vida diaria siempre me alegra ver a Mis jóvenes hermanos y hermanas como Mis amigos de confianza, porque están llenos de inocencia; son puros y fáciles de amar. Es como si fueran Mis propios compañeros. Por ello, siempre estoy buscando una oportunidad para reunirlos a todos como Mis íntimos, para hablar sobre nuestros ideales y nuestros planes. ¡Ojalá se cumpla en nosotros la voluntad de Dios para que todos seamos como uña y carne, sin barreras y sin distancia! Que todos podamos orar a Dios: “¡Oh Dios! Si es Tu voluntad, te suplicamos que nos proveas un entorno adecuado para que podamos realizar los deseos de nuestro corazón. ¡Ten misericordia de los jóvenes entre nosotros que carecen de razón, para que podamos emplear cada gota de fuerza en nuestros corazones!”. Creo que esta debe ser la voluntad de Dios, porque hace mucho tiempo presenté la siguiente súplica ante Dios: “¡Padre! Clamamos a Ti, aquí en la tierra, en todo tiempo, y esperamos que Tu voluntad pueda cumplirse pronto en la tierra. Estoy dispuesto a buscar Tu voluntad. Haz lo que Tú quieras hacer y acaba aquello que me has encomendado, tan pronto como sea posible. Siempre que Tu voluntad pueda cumplirse lo antes posible, incluso estoy dispuesto a que abras una nueva senda entre nosotros. Mi única esperanza es que Tu obra pueda completarse pronto. ¡Creo que no hay normas que puedan detener Tu obra!”. Esta es la obra que Dios está realizando ahora. ¿No has visto la senda que está tomando el Espíritu Santo? Cuando me encuentro con hermanos y hermanas de más edad, siempre existe una sensación de opresión que no puedo explicar del todo. Sólo cuando estoy con ellos puedo ver que apestan a sociedad, y que sus nociones religiosas, sus experiencias al gestionar las cosas, sus formas de hablar, las palabras que usan, etc., son todas ellas exasperantes. Es como si estuvieran llenos de sabiduría, y Yo me mantuviera alejado porque, en lo personal, Mi filosofía de vida fuera muy deficiente. Cuando estoy con ellos, siempre me siento exhausto, sobrecargado y, en ocasiones, es algo tan grave, tan agobiante que apenas puedo respirar. Por ello, en esos momentos peligrosos, Dios me proporciona la mejor salida. Tal vez sea Mis propias concepciones erróneas. Sólo me importa aquello que beneficie a Dios; hacer la voluntad de Dios es lo más importante. Me mantengo alejado de esas personas y, si Dios me exige que trate con ellas, entonces obedezco. No se trata en absoluto de que sean detestables, ¡sino que su “sabiduría”, sus nociones y sus filosofías de vida son tan irritantes! Yo estoy aquí para acabar lo que Dios me ha confiado, no para aprender de las experiencias de ellos respecto a gestionar las cuestiones. Recuerdo que Dios me dijo una vez lo siguiente: “En la tierra, busca solamente hacer la voluntad de Tu Padre y llevar a cabo Su comisión. Es lo único que te concierne”. Cuando pienso en esto, siento un poco de paz. Esto es porque siempre siento que los asuntos terrenales son demasiado complicados, y que no puedo asimilarlos; nunca sé qué hacer. De modo que no sé cuántas veces me he visto tan consternado por esto que he odiado a la humanidad; ¿por qué son tan complicadas las personas? ¿Qué hay de malo en ser un poco más sencillo? Intentar ser más listo, ¿por qué molestarse? Cuando trato con las personas, en su mayor parte es sobre la base de la comisión de Dios para Mí, y aunque en unas pocas ocasiones no fue el caso, ¿quién puede saber qué hay escondido en lo profundo de Mi corazón?
Muchas veces he aconsejado a los hermanos y hermanas que están conmigo que deberían creer en Dios de todo corazón y no proteger su propio interés, que deberían ser considerados con Su voluntad. He llorado amargamente ante Dios en muchas ocasiones: ¿por qué son las personas desconsideradas respecto a la voluntad de Dios? ¿Será que la obra de Dios simplemente desaparecería sin dejar huella y sin razón alguna? No sé por qué, y parece que esto se ha convertido en un enigma en Mi corazón. ¿Por qué las personas no reconocen nunca la senda del Espíritu Santo, sino que siempre mantienen unas relaciones interpersonales inadecuadas? Siento nauseas cuando veo a personas así. No buscan la senda del Espíritu Santo, sino que sólo prestan atención a lo que hacen los demás. ¿Puede satisfacerse así el corazón de Dios? Esto me entristece con frecuencia. Se diría que se ha convertido en la carga que tengo que llevar. El Espíritu Santo también está preocupado por esto; ¿no sientes ninguna culpa en tu corazón? ¡Ojalá Dios abra nuestros ojos espirituales! Como alguien que guía a las personas a entrar en el Espíritu, he orado ante Dios muchas veces: “¡Oh Padre! Haz que convierta Tu voluntad en Mi núcleo central y que busque Tu voluntad. Que Yo sea fiel en lo que me has confiado para que Tú obtengas a este grupo de personas. Llévanos a un mundo libre para que podamos todos estar en contacto contigo en nuestro espíritu. ¡Despierta los sentimientos espirituales en nuestros corazones!”. Espero que la voluntad de Dios se cumpla, de modo que oro a Él sin cesar para que Su Espíritu pueda seguir esclareciéndonos y permitiéndonos a todos tomar la senda dirigida por el Espíritu Santo. Esto se debe a que la senda que recorro es la senda del Espíritu santo. ¿Quién podría caminar por esta senda en Mi lugar? Esto es lo que hace más pesada Mi carga. Siento como si estuviera a punto de caer, pero creo que, con toda certeza, Dios no demorará Su obra. Tal vez cuando haya acabado aquello que me ha encomendado, separemos nuestros caminos. Así que, quizás sea por el efecto del Espíritu de Dios que me he sentido siempre diferente a los demás. Es como si Dios quisiera hacer alguna obra y, ahora, todavía Yo no me hubiera hecho una idea. Sin embargo, creo que nadie sobre la tierra es mejor que Mis amigos íntimos, y que ellos orarán por Mí ante Dios. Si es así, me sentiré inmensurablemente agradecido por ello. Espero que Mis hermanos y hermanas puedan decir conmigo: “¡Oh Dios! ¡Que Tu voluntad sea plenamente revelada en aquellos de nosotros que estamos en la era final, para que podamos ser bendecidos con la vida del espíritu y podamos ver los hechos del Espíritu de Dios y Su verdadero rostro! Una vez logrado este paso, estaremos viviendo de verdad bajo la dirección del Espíritu, y sólo en ese momento seremos capaces de ver el verdadero rostro de Dios. Es decir, las personas serán capaces de entender el verdadero significado de toda la verdad. No se entiende ni se comprende a través de las nociones humanas, sino que el esclarecimiento sucede en base a la voluntad del Espíritu de Dios. En su totalidad, es Dios mismo quien obra sin una pizca de idea del hombre en ello. Este es Su plan de trabajo para las acciones que quiere revelar en la tierra, y Su tarea final en la tierra. ¿Estás dispuesto a participar en esta obra? ¿Quieres formar parte de ella? ¿Tienes la voluntad de ser perfeccionado por el Espíritu Santo, y de disfrutar de la vida del espíritu?
Ahora mismo, la obra crucial es profundizar a partir de nuestro fundamento original. Debemos ahondar en los aspectos de la verdad, la visión y nuestra vida. Sin embargo, debo primero recordarles a Mis hermanos y hermanas que, para entrar en esta obra, se deben despojar de las nociones previas. Es decir, debes cambiar tus estilos de vida anteriores, elaborar un nuevo plan y pasar a una nueva página. Si sigues manteniendo lo que ha sido valioso para ti en el pasado, el Espíritu Santo no podrá obrar en ti; apenas podrá sostener tu vida. Si una persona no busca, entra o planea, el Espíritu Santo la abandonará por completo. A esto se le llama ser rechazado por la era. Espero que Mis hermanos y hermanas puedan todos entender Mi corazón, y también que “nuevos reclutados” adicionales sean capaces de levantarse y trabajar con Dios para completar esta obra juntos. Creo que Dios nos bendecirá, y también que me concederá más y más amigos de confianza para que Yo pueda viajar hasta los confines de la tierra y podamos tener incluso más amor entre nosotros. Estoy más convencido de que Dios expandirá Su reino por nuestros esfuerzos, y espero que nuestra dura labor alcance niveles sin precedentes, para que Dios pueda ganar incluso a más gente joven. Que todos oremos más por esto y le supliquemos a Dios sin cesar que vivamos nuestra vida delante de Él e intimemos con Él. Que no haya barreras entre nosotros y que todos hagamos este juramento delante de Dios: “¡Trabajar unidos! ¡Devoción hasta el final! ¡Nunca separarnos, estar siempre juntos!”. ¡Ojalá que Mis hermanos y hermanas tomen esta determinación ante Dios, para que nuestros corazones no se desvíen y nuestras voluntades sean firmes! Para cumplir la voluntad de Dios, me gustaría repetirlo: ¡Trabaja duro! ¡Con todas tus fuerzas! ¡Dios nos bendecirá sin lugar a duda!
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