Ahora, ¿realmente sabes por qué crees en Mí? ¿Sabes realmente el propósito y la relevancia de Mi obra? ¿Realmente conoces tu deber? ¿Conoces realmente Mi testimonio? Si solamente crees en Mí, pero no hay señales de Mi gloria o testimonio en ti, entonces hace mucho que te he eliminado. En cuanto a los que lo saben todo, aún más son aguijones en Mis ojos, y en Mi casa solamente son obstáculos en Mi camino
Está escrito en la Biblia, “Y sucedió que al sentarse a la mesa con ellos, tomó pan, y lo bendijo; y partiéndolo, les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos y le reconocieron; pero El desapareció de la presencia de ellos. Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras?” (Lucas 24:30–32). “Mientras ellos relataban estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Muchos hermanos y hermanas saben que antes de que los israelitas abandonaran Egipto, eran esclavos del Faraón egipcio, fueron abusados y sufrieron penurias, pero sus voces atormentadas alcanzaron los oídos de Jehová. Jehová no podía soportar que los israelitas fueran limitados y sufrieran bajo el poder del Faraón, así que Él llamó a Moisés para que guiara a los israelitas fuera de Egipto y hacia la tierra de Canaán.
Si queremos ser guiados por Él en nuestras oraciones, debemos evitar las oraciones que Él detesta. Sólo así nuestra relación con Él será cada vez más cercana.
De acuerdo con las palabras de Jesucristo, sabemos que Su mandamiento para nuestras oraciones es hablarle a Él de nuestros corazones en espíritu y en verdad. Él demanda de nosotros un corazón honesto en lugar de muchas palabras o palabras bonitas. Sólo tales oraciones pueden ser aprobadas por Dios.
Zhang Lan continuó diciendo, “Jesucristo nos dijo, 'Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que El padezca mucho y sea rechazado por esta generación’ (Lucas 17:24-25). Esta escritura es la profecía del Señor sobre Su Segunda Venida antes de ascender a los cielos.
Recientemente escuché a una hermana de la congregación decir: “No sé por qué siempre vivo en pecado. Cuando ocurre algo que contradice mi voluntad, soy consciente de que debo poner en práctica las palabras del Señor, siendo paciente y tolerante con los demás, pero soy incapaz de hacerlo. No puedo llevarme bien con las personas que me rodean. Aún con mi marido y mis hijos, cuando ellos no hacen lo que yo quiero, no puedo ser tolerante. Muchas veces pierdo la paciencia con ellos.
Jesucristo dijo: “De cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Como sabemos, las personas honestas son semejantes a los niños. El Señor requiere que seamos puros y honestos como niños, que nunca digamos mentiras ni seamos desleales. Dios aprueba solo a las personas honestas, y solo las personas honestas pueden entrar en el reino de Dios.
Jesucristo nos pide que oremos a Dios con un corazón verdadero sin importar lo que suceda. De esta manera, podemos obtener las bendiciones y la guía de Dios. A través de la oración, podemos disfrutar de la presencia de Dios, experimentar Su amor y salvación, y tener paz y gozo en nuestros corazones en todo. Pero muchas veces, cuando algo sucede, hacemos lo que queremos en vez de confiar en Dios u orar por Su guía.
Es tan crucial identificar la voz de Dios. Cuando Jesús hizo su obra, Pedro vio que Jesús tiene la sustancia de Dios, el camino de la vida eterna, de su palabra y obra. Así, Pedro reconoció que Jesús es el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
esucrito dijo estas palabras a Pedro. Le dio a Pedro las llaves del reino de los cielos y le pidió que pastoreara Sus ovejas. ¡Esto es una gran gloria! ¿Por qué Jesucristo le dio a Pedro las llaves del reino de los cielos? Una de las razones es que Pedro tenía cierto conocimiento de Dios, y él fue el único que reconoció que el Señor es el Cristo, el Hijo del Dios viviente.