Alguien pregunta: “En los últimos días, Dios viene encarnándose en el Hijo del hombre, entonces, Él es una persona común en la apariencia, ¿cómo podemos reconocer al Dios mismo encarnado?”. El Señor Jesús dijo: “Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6).
Dios Todopoderoso dice: “Investigar algo así no es difícil, pero requiere que cada uno de nosotros conozca esta verdad: Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su esencia, y Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su expresión. Haciéndose carne, Dios traerá la obra que debe hacer, y haciéndose carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida, y de mostrarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios seguramente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Para investigar si es la carne encarnada de Dios, el hombre debe determinarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, si es o no la carne encarnada de Dios, y si es o no el camino verdadero, debe discernirse a partir de Su esencia. Y así, para determinar si es o no la carne de Dios encarnado, la clave está en prestar atención a Su esencia (Su obra, Sus palabras, Su carácter, y mucho más), en lugar de fijarse en Su apariencia exterior. Si el hombre sólo ve Su apariencia exterior, y pasa por alto Su esencia, demostrará la ignorancia y la ingenuidad del hombre”. Las palabras de Dios nos dicen que hay que conocer al Dios encarnado mediante la esencia de Dios, es decir, mediante Su obra y palabras. Porque Dios es la verdad, el camino y la vida, Aquel que puede expresar la verdad ciertamente es la carne encarnada por Dios. Aquellos que se enfocan en escuchar las palabras de Dios y reconocen que estas palabras son la voz de Dios y toman la iniciativa para buscar y recibir, podrán encontrar la aparición de Dios y acoger al Dios encarnado.
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