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Acerca de tener fe en Dios

411. Aunque muchas personas creen en Dios, pocas entienden qué significa la fe en Él, y qué deben hacer para conformarse a Su voluntad. Esto se debe a que, aunque están familiarizadas con la palabra “Dios” y expresiones como “la obra de Dios”, no le conocen, y menos aún Su obra. No es de extrañar, por tanto, que todos los que no conocen a Dios estén confusos en su creencia. No se toman en serio la creencia en Él, y esto se debe totalmente a que creer en Dios es demasiado desconocido, demasiado extraño para ellos. De esta forma, no están a la altura de las exigencias de Dios. Es decir, si las personas no conocen a Dios ni Su obra, no son aptas para que Él las use, y menos aún pueden satisfacer Su voluntad. “La creencia en Dios” significa creer que hay un Dios; este es el concepto más simple respecto a creer en Él. Aún más, creer que hay un Dios no es lo mismo que creer verdaderamente en Él; más bien es una especie de fe simple con fuertes matices religiosos. La fe verdadera en Dios significa lo siguiente: en base a la creencia de que Dios tiene la soberanía sobre todas las cosas, uno experimenta Sus palabras y Su obra, purga el propio carácter corrupto, satisface la voluntad de Dios, y llega a conocerlo. Sólo un paso de esta clase puede llamarse “fe en Dios”.

 

Extracto de ‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

412. ¿Qué es hoy creer realmente en Dios? Es la aceptación de Su palabra como la realidad de tu vida y el conocimiento de Dios de Su palabra para lograr un amor verdadero hacia Él. Más claro: creer en Dios es para que puedas obedecerle, amarle y llevar a cabo el deber que debería realizar una criatura de Dios. Este es el objetivo de creer en Dios. Se tiene que lograr el conocimiento de la hermosura de Dios, de lo digno que Él es de reverencia, de cómo Él hace la obra de salvación y de perfeccionamiento en Sus criaturas; esto es lo mínimo que debe poseer en su creencia de Dios. Creer en Dios es, principalmente, el cambio de una vida de la carne a una vida de amar a Dios; de vivir dentro de la corrupción a vivir dentro de la vida de las palabras de Dios, es salir de bajo el campo de acción de Satanás y vivir bajo el cuidado y la protección de Dios, es ser capaz de lograr obedecer a Dios y no a la carne, es permitir que Él gane todo tu corazón, permitirle que te perfeccione y liberarte del carácter satánico corrupto. Creer en Dios es, principalmente, para que Su poder y Su gloria puedan manifestarse en ti y tú puedas hacer Su voluntad, cumplas Su plan y seas capaz de dar testimonio de Él delante de Satanás. Creer en Dios no debería centrarse en el deseo de contemplar señales y prodigios ni por el bien de la carne personal, sino en buscar conocer a Dios y ser capaz de obedecerle, y, como Pedro, obedecerle hasta la muerte. Estas son las metas principales de creer en Dios. Se come y bebe la palabra de Dios para conocerle y satisfacerle. Comer y beber la palabra de Dios te proporciona un mayor conocimiento de Él; solo después de esto puedes obedecer a Dios. Solo teniendo conocimiento de Dios puedes amarle, y esta es la única meta que el hombre debería tener en su creencia en Dios. Si en tu forma de creer en Dios, siempre estas intentando contemplar señales y prodigios, el punto de vista de esta creencia en Dios es erróneo. Creer en Dios es, sobre todo, la aceptación de Su palabra como la realidad de la vida. La meta de Dios solo se logra poniendo en práctica las palabras de Su boca y llevándolas a cabo dentro. Creyendo en Dios, el hombre debería perseguir que Él lo perfeccione, ser capaz de someterse a Él y la obediencia completa a Él. Si puedes obedecerle sin quejarte, tener en cuenta Sus deseos, alcanzar la estatura de Pedro y poseer el estilo de este del que Dios habla, será el momento en que habrás logrado el éxito en tu creencia en Dios, y esto significará que Dios te ha ganado.

 

Extracto de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne

 

413. Puesto que tú crees en Dios, debes comer y beber Sus palabras, experimentar Sus palabras y vivir Sus palabras. ¡Sólo esto puede llamarse creer en Dios! Si dices con la boca que crees en Dios, mas no eres capaz de poner en práctica ninguna de Sus palabras o producir algún tipo de realidad, a esto no se le llama creer en Dios. Esto es “buscar pan para saciar el hambre”. Hablar únicamente de testimonios triviales, cosas inútiles y cuestiones superficiales, sin tener ni siquiera un mínimo de realidad, esto no es creer en Dios, y tú simplemente no has captado la manera correcta de creer en Dios. ¿Por qué debes comer y beber las palabras de Dios tanto como te sea posible? Si no comes ni bebes Sus palabras y sólo buscas ascender al cielo, ¿es eso creer en Dios? ¿Cuál es el primer paso que debe dar el que cree en Dios? ¿A través de qué camino Dios perfecciona al hombre? ¿Puedes ser perfeccionado sin comer ni beber las palabras de Dios? ¿Puedes ser considerado una persona del reino sin que las palabras de Dios sirvan como tu realidad? ¿Qué significa exactamente creer en Dios? Quienes creen en Dios deberían, al menos, tener un buen comportamiento en lo externo; lo más importante de todo es poseer las palabras de Dios. No importa lo que suceda, nunca puedes darle la espalda a Sus palabras. Conocer a Dios y cumplir Sus intenciones se logra a través de Sus palabras. En el futuro, cada nación, denominación, religión y sector será conquistado a través de las palabras de Dios. Dios hablará directamente, y toda la gente sostendrá las palabras de Dios en sus manos, y por medio de esto la humanidad será perfeccionada. Por dentro y por fuera, las palabras de Dios lo impregnan todo: la humanidad hablará de las palabras de Dios con la boca, practicará de acuerdo con las palabras de Dios, mantendrá las palabras de Dios en su interior, y tendrá impregnadas las palabras de Dios tanto por dentro como por fuera. Así será perfeccionada la humanidad. Aquellos que cumplen las intenciones de Dios y son capaces de dar testimonio de Él, ellos son quienes tienen las palabras de Dios como su realidad.

 

Extracto de ‘La Era del Reino es la Era de la Palabra’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

414. Ahora, para creer en el Dios práctico, debes tomar el camino correcto. Si crees en Dios, no debes buscar sólo las bendiciones, sino buscar amar y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento, mediante tu búsqueda individual, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un entendimiento real de Dios y tener un amor real por Dios que brote del fondo de tu corazón. En otras palabras, cuando tu amor por Dios es el más genuino, y nadie puede destruirlo o interponerse en el camino de tu amor por Él, entonces estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ya ha tomado posesión de tu corazón y nada más puede poseerte. Mediante tu experiencia, el precio que has pagado y la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios, y cuando lo hagas te liberarás de la influencia de Satanás y llegarás a vivir en la luz de la palabra de Dios. Sólo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes decir que has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes intentar buscar esta meta. Esta es la responsabilidad de cada uno de vosotros. Ninguno de vosotros debería estar satisfecho con el estado actual de las cosas. No podéis tener dudas respecto a la obra de Dios ni tomarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o actuéis, debéis poner primero los intereses de la casa de Dios. Sólo así puedes ser conforme al corazón de Dios.

 

Extracto de ‘Ya que crees en Dios, deberías vivir por la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

415. Alguien que sirve a Dios no debería saber sólo cómo sufrir por Él; además, deben entender que el propósito de creer en Dios es buscar amor por Él. Dios se sirve de ti no solo para refinarte o hacerte sufrir, sino para que conozcas Sus acciones, para que conozcas el verdadero significado de la vida humana y, en particular, para que sepas que servir a Dios no es una tarea fácil. Experimentar la obra de Dios no consiste en disfrutar de la gracia, sino en sufrir a causa de tu amor hacia Él. Ya que disfrutas de la gracia de Dios, también debes disfrutar de Su castigo; debes experimentar todo esto. Puedes experimentar el esclarecimiento de Dios en ti, y también puedes experimentar cómo Él te trata y te juzga. De esta manera, tu experiencia será completa. Dios ha llevado a cabo su obra de juicio y castigo en ti. La palabra de Dios te ha tratado, pero no solo eso; también te ha esclarecido e iluminado. Cuando estás negativo y débil, Dios se preocupa por ti. La totalidad de esta obra es para hacerte saber que todo lo que concierne al hombre está dentro de las orquestaciones de Dios. Puedes pensar que creer en Dios consiste en sufrir o en hacer todo tipo de cosas por Él; podrías pensar que el propósito de creer en Dios tiene como fin que tu carne esté en paz o que todo en tu vida funcione sin problemas, o que te sientas cómodo y a gusto con todo. Sin embargo, ninguno de estos son propósitos que la gente debería vincular a su creencia en Dios. Si crees por estos propósitos, entonces tu perspectiva es incorrecta y resulta simplemente imposible que seas perfeccionado. Las acciones de Dios, el carácter justo de Dios, Su sabiduría, Su palabra, y lo maravilloso e insondable que Él es, todas son cosas que las personas deben tratar de entender. Como posees este entendimiento, debes utilizarlo para librar a tu corazón de todas las demandas, esperanzas y nociones personales. Solo eliminando estas cosas puedes cumplir con las condiciones exigidas por Dios, y solo haciendo esto puedes tener vida y satisfacer a Dios. El propósito de creer en Dios es satisfacerlo y vivir el carácter que Él requiere, para que Sus acciones y Su gloria se manifiesten a través de este grupo de personas indignas. Esta es la perspectiva correcta para creer en Dios, y este es también el objetivo que debes buscar. Has de tener el punto de vista correcto sobre creer en Dios y debes buscar obtener Sus palabras. Necesitas comer y beber las palabras de Dios y debes ser capaz de vivir la verdad, y, en particular, debes ser capaz de ver Sus obras prácticas, Sus maravillosas obras en todo el universo, así como la obra práctica que hace en la carne. La gente puede, a través de sus experiencias prácticas, apreciar cómo Dios hace Su obra en ellos y cuál es su voluntad respecto a ellos. El propósito de todo esto es eliminar el carácter satánico corrupto de las personas. Al haberte deshecho de toda la inmundicia e injusticia en tu interior; y al haberte despojado de tus malas intenciones, y haber desarrollado fe verdadera en Dios; solo con fe verdadera puedes realmente amar a Dios. Puedes amar genuinamente a Dios sobre los cimientos de tu creencia en Él. ¿Puedes conseguir amar a Dios sin creer en Él? Ya que crees en Dios, no puedes estar confundido al respecto. Algunas personas se llenan de vigor tan pronto como ven que la fe en Dios les traerá bendiciones, pero luego se quedan sin energía en cuanto ven que tienen que enfrentarse a los refinamientos. ¿Eso es creer en Dios? Al final, debes lograr una obediencia completa y total delante de Dios en tu fe. Crees en Dios, pero todavía le exiges; tienes muchas nociones religiosas que no puedes abandonar, intereses personales que no puedes soltar e, incluso, buscas las bendiciones de la carne y quieres que Dios rescate tu carne, que salve tu alma; estos son todos comportamientos de personas que tienen la perspectiva equivocada. Aunque las personas con creencias religiosas tienen fe en Dios, no buscan cambiar su carácter ni buscan el conocimiento de Dios; en cambio, solo buscan los intereses de la carne. Muchos entre vosotros tenéis creencias que pertenecen a la categoría de convicciones religiosas; esa no es la verdadera fe en Dios. Para creer en Dios, las personas deben poseer un corazón preparado para sufrir por Él y la voluntad de entregarse. A menos que cumplan estas dos condiciones, su fe en Dios no es válida, y no podrán lograr un cambio en su carácter. Solo las personas que genuinamente buscan la verdad, que tratan de conocer a Dios y buscan la vida son las que verdaderamente creen en Dios.

 

Extracto de ‘Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

416. Muchos me han seguido sin dudar hasta hoy. Y entonces, también habéis sufrido gran fatiga durante los últimos años. He captado plenamente el temperamento innato y los hábitos de cada uno de vosotros, y ha sido supremamente arduo interactuar con vosotros. Es una lástima que, aunque Yo he obtenido mucha información sobre vosotros, vosotros no tenéis el más mínimo entendimiento de Mí. Con razón las personas dicen que un hombre os estafó en un momento de confusión. En verdad, no entendéis Mi carácter en absoluto, mucho menos, podéis desentrañar lo que hay en Mi mente. Ahora bien, vuestros malentendidos de Mí crecen como una bola de nieve y vuestra fe en Mí sigue siendo una fe confundida. En lugar de afirmar que tenéis fe en Mí, sería más adecuado afirmar que todos vosotros estáis intentando ganaros Mi favor y adularme. Vuestras motivaciones son sencillas: seguiré a cualquiera que me pueda recompensar y creeré en cualquiera que pueda permitirme escapar de los grandes desastres, ya sea Dios o cualquier otro Dios. Ninguna de estas cosas me interesa. Hay muchos hombres así entre vosotros y esta condición es muy seria. Si alguna vez se llevara a cabo una prueba para ver cuántos entre vosotros tenéis fe en Cristo porque tenéis comprensión de Su esencia, entonces me temo que ninguno de vosotros sería satisfactorio para Mí. Así que no estaría mal que cada uno de vosotros considerara esta pregunta: el Dios en el cual tenéis fe es infinitamente distinto de Mí, y siendo esto así, ¿cuál es entonces la esencia de vuestra fe en Dios? Cuanto más creáis en vuestro supuesto Dios, más os alejáis de Mí. Entonces, ¿cuál es la esencia de este problema? Estoy seguro de que ninguno de vosotros ha considerado jamás esta cuestión, pero ¿se os ha pasado por la mente la gravedad del asunto? ¿Habéis considerado las consecuencias de seguir creyendo de esta forma?

 

Extracto de ‘Cómo conocer al Dios en la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

417. Anheláis que Dios se deleite en vosotros, pero estáis lejos de Dios. ¿Qué sucede aquí? Aceptáis sólo Sus palabras, pero no Su trato ni Su poda; mucho menos podéis aceptar cada uno de Sus arreglos ni tener una fe cabal en Él. Entonces, ¿qué sucede aquí? En el análisis final, vuestra fe es una cáscara de huevo vacía que nunca podrá generar un polluelo. Porque vuestra fe no os ha traído la verdad ni os ha dado vida, sino que os ha dado una sensación ficticia de sustento y esperanza. Vuestro propósito al creer en Dios es en aras de esta esperanza y sensación de sustento, en lugar de la verdad y la vida. Por lo tanto, Yo digo que el transcurso de vuestra fe en Dios no ha sido más que un intento de ganaros el favor de Dios mediante el servilismo y el descaro, y de ninguna manera puede considerarse una fe verdadera. ¿Cómo puede surgir un polluelo de una fe semejante? En otras palabras, ¿qué fruto puede dar esta clase de fe? El propósito de vuestra fe en Dios es usar a Dios para satisfacer vuestros objetivos. ¿Acaso no es esta otra evidencia más de vuestra ofensa contra el carácter de Dios? Creéis en la existencia del Dios en el cielo, pero negáis la del Dios en la tierra. Sin embargo, Yo no apruebo vuestras opiniones. Elogio sólo a los hombres que mantienen los pies sobre la tierra y sirven al Dios en la tierra, pero nunca a aquellos que jamás reconocen al Cristo que está en la tierra. No importa cuán leales sean estas personas al Dios en el cielo; al final, no escaparán de Mi mano que castiga a los malvados. Estos hombres son malvados; son los perversos que se oponen a Dios y que nunca obedecieron a Cristo con alegría. Por supuesto, entre ellos se encuentran todos los que no conocen a Cristo ni mucho menos lo reconocen.

 

Extracto de ‘Cómo conocer al Dios en la tierra’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

418. Después de tantos años, he visto a numerosas personas que creen en Dios. ¿En qué ha transformado a Dios la creencia que tienen en sus mentes? Algunos creen en Dios como si Él fuera aire. Estas personas no tienen respuesta a preguntas sobre la existencia de Dios, porque no pueden sentir Su presencia o ausencia, y no digamos ya verla o entenderla claramente. Inconscientemente piensan que Dios no existe. Otros creen en Él como si fuera un hombre. Le creen incapaz de hacer todo lo que ellos tampoco pueden hacer, y opinan que Dios debería pensar como ellos. Su definición de Dios es la de “una persona invisible e intocable”. Existe, asimismo, un grupo de personas que cree en Dios como en un muñeco; consideran que no tiene emociones. Creen que es una estatua de barro, y que cuando se enfrentan a un asunto, Dios no tiene actitud, punto de vista o ideas; creen que Él está a merced de la humanidad. Las personas creen simplemente lo que quieren creer. Si lo engrandecen, entonces Él es grande; si lo empequeñecen, entonces es pequeño. Cuando pecan y necesitan la misericordia de Dios, Su tolerancia y Su amor, asumen que Dios debería extender Su misericordia. Estas personas inventan a un Dios en su mente, y entonces hacen que este cumpla sus exigencias y satisfaga todos sus deseos. Independientemente del momento, del lugar o de lo que estas personas hagan, adoptarán esta fantasía en su trato con Dios y en su fe en Él. Incluso están aquellos que después de haber ofendido Su carácter, siguen creyendo que Él puede salvarlos porque asumen que el amor de Dios es ilimitado y Su carácter es justo, y que no importa cómo una persona ofenda a Dios, Él no se acordará de nada. Creen que ya que los errores, las transgresiones y la desobediencia humanas son expresiones momentáneas del carácter de una persona, Dios dará oportunidades, y será tolerante y paciente con ella; creen que seguirá amándola como antes. Así, tienen grandes esperanzas de alcanzar la salvación. En realidad, no importa cómo crea la gente en Dios: mientras no busquen la verdad, Dios tendrá una actitud negativa hacia ellos. La razón es que a lo largo de tu fe en Dios, aunque has aceptado el libro de Sus palabras y lo atesoras y lo estudias y lo lees cada día, sin embargo, estás dejando de lado al Dios real. Lo consideras como simple aire o una simple persona, y algunos de vosotros lo consideráis como no más que un muñeco. ¿Por qué lo expreso de esta forma? Lo hago así a partir de cómo lo veo Yo, si os enfrentéis a un problema u os encontréis con una circunstancia, estas cosas que existen en tu subconsciente, las que se originan internamente, nunca han tenido relación alguna con la palabra de Dios ni con buscar la verdad. Tú sólo sabes lo que estás pensando, cuál es tu propio punto de vista y, a continuación, le impones a Él tus propias ideas y opiniones. En tu mente se convierten en los puntos de vista de Dios y haces de ellos los estándares a los que te adhieres firmemente. Con el tiempo, proceder de esta forma te aleja cada vez más de Dios.

 

Extracto de ‘Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

419. ¿Por qué crees en Dios? La mayoría de las personas se confunden con esta pregunta. Siempre tienen dos puntos de vista completamente diferentes acerca del Dios práctico y del Dios que está en el cielo, lo que demuestra que creen en Dios, no con el fin de obedecerlo, sino para recibir ciertos beneficios o para escapar del sufrimiento que trae el desastre, entonces son algo obedientes. Su obediencia es condicional, es por el bien de sus propias perspectivas personales y se les impone. Así que, ¿por qué crees en Dios? Si sólo es por el bien de tus perspectivas y de tu destino, entonces sería mejor que no creyeras en absoluto. Una creencia como esta es autoengaño, consuelo y admiración hacia uno mismo. Si tu fe no se construye sobre el fundamento de la obediencia a Dios, entonces al final serás castigado por oponerte a Él.

 

Extracto de ‘Deberías obedecer a Dios al creer en Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

420. El mayor defecto de la gente en su fe en Dios es que sólo creen de palabra y Dios está totalmente ausente de sus vidas cotidianas. Todas las personas, de hecho, creen en la existencia de Dios; sin embargo, Dios no es parte de su vida diaria. De la boca de la gente salen muchas oraciones a Dios, pero Él tiene poco lugar en sus corazones, y por eso Dios los pone a prueba una y otra vez. Ya que la gente es impura, Dios no tiene otra alternativa que probarlos para que se sientan avergonzados y se lleguen a conocer a sí mismos en medio de las pruebas. De otro modo, la humanidad se convertiría en los descendientes del arcángel y se volvería cada vez más corrupta. En el proceso de su fe en Dios, cada persona desecha muchos de sus motivos y objetivos personales bajo la incesante purificación de Dios. De lo contrario, Dios no tendría manera de usar a nadie ni de hacer en la gente la obra que debe hacer. Dios primero purifica a la gente, y mediante este proceso, las personas llegan a conocerse a sí mismas y Dios puede cambiarlas. Sólo entonces puede Dios obrar Su vida en ellos, y sólo así puede el corazón del hombre volverse por completo a Dios. Y por eso digo que creer en Dios no es tan simple como el hombre dice. Según Dios lo ve, si sólo tienes conocimiento, pero no tienes Su palabra como vida, y si estás limitado sólo a tu propio conocimiento, pero no puedes practicar la verdad o vivir la palabra de Dios, entonces esto es prueba de que todavía no tienes un corazón que ame a Dios, y muestra que tu corazón no le pertenece. Uno puede llegar a conocer a Dios creyendo en Él: esta es la meta final y el objetivo de la búsqueda del hombre. Debes dedicar esfuerzo a vivir las palabras de Dios, para que se puedan hacer realidad en tu práctica. Si sólo tienes conocimiento doctrinal, entonces tu fe en Dios se quedará en nada. Sólo si luego también practicas y vives Su palabra, tu fe se puede considerar completa y de acuerdo con la voluntad de Dios.

 

Extracto de ‘Ya que crees en Dios, deberías vivir por la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

421. Crees en Dios y lo sigues y, por tanto, en tu corazón debes amarlo. Debes apartar tu carácter corrupto, buscar cumplir el deseo de Dios y debes cumplir con el deber de una criatura de Dios. Como crees en Dios y lo sigues, debes ofrecerle todo a Él y no hacer elecciones o exigencias personales; debes lograr el cumplimiento del deseo de Dios. Como fuiste creado, debes obedecer al Señor que te creó, porque inherentemente no tienes dominio sobre ti mismo ni capacidad para controlar tu propio destino. Como eres una persona que cree en Dios, debes buscar la santidad y el cambio. Como eres una criatura de Dios, debes ceñirte a tu deber, mantener tu lugar y no excederte en tus deberes. Esto no es para limitarte ni para reprimirte por medio de la doctrina, sino que es la senda por la que puedes cumplir con tu deber, y pueden llevarlo a cabo —y deben llevarlo a cabo— todas las personas que actúan con justicia.

 

Extracto de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

422. El requisito primordial de la creencia del hombre en Dios es que tenga un corazón sincero, que se entregue por completo y que obedezca realmente. Lo más difícil para el hombre es entregar toda su vida a cambio de una creencia verdadera, a través de la cual puede obtener toda la verdad y cumplir con su deber como criatura de Dios. Esto es inalcanzable para aquellos que fracasan y lo es incluso más para quienes no pueden encontrar a Cristo. Como el hombre no es bueno en entregarse totalmente a Dios, como no está dispuesto a cumplir con su deber para el Creador, como ha visto la verdad pero la evita y camina por su propia senda, como siempre busca siguiendo la senda de los que han fracasado y como siempre desafía al Cielo, por eso es que él siempre fracasa y cae en las artimañas de Satanás y es atrapado en su propia red. Como el hombre no conoce a Cristo, como no es experto en el entendimiento y la experiencia de la verdad, como es demasiado respetuoso de Pablo y demasiado codicioso del cielo, como siempre está exigiendo que Cristo le obedezca y está dándole órdenes a Dios, por eso es que esas grandes figuras y aquellos que han experimentado las vicisitudes del mundo siguen siendo mortales y siguen muriendo en medio del castigo de Dios. Todo lo que puedo decir de tales personas es que tienen una muerte trágica y que la consecuencia para ellas —su muerte— no se produce sin justificación. ¿No es su fracaso aún más intolerable para la ley del Cielo? La verdad viene del mundo del hombre, pero la verdad entre los hombres es transmitida por Cristo. Se origina en Cristo, es decir, en Dios mismo, y esto no es algo de lo que sea capaz el hombre. Sin embargo, Cristo sólo provee la verdad; Él no viene a decidir si el hombre tendrá éxito en su búsqueda de la verdad. Por tanto, se deduce que el éxito o el fracaso en la verdad depende de la búsqueda del hombre. El éxito o fracaso del hombre sobre la verdad nunca ha tenido nada que ver con Cristo, sino que viene determinado por su búsqueda. El destino del hombre y su éxito o fracaso no pueden achacarse a Dios, haciendo que Él mismo cargue con ello, porque este no es un asunto de Dios mismo, sino que está directamente relacionado con el deber que las criaturas de Dios deben cumplir. La mayoría de las personas tienen un poco de conocimiento sobre la búsqueda y los destinos de Pablo y Pedro, pero solo conocen el desenlace para Pedro y Pablo e ignoran el secreto subyacente al éxito de Pedro o las deficiencias que llevaron al fracaso de Pablo. Y así, si sois completamente incapaces de percibir la esencia de su búsqueda, la búsqueda de la mayoría de vosotros seguirá fracasando y aunque un pequeño número de vosotros tenga éxito, seguiréis sin ser iguales a Pedro. Si la senda de tu búsqueda es la correcta, tendrás una esperanza de éxito; si la senda que recorres en busca de la verdad es la errónea, siempre serás incapaz de tener éxito, y tendrás el mismo final que Pablo.

 

Extracto de ‘El éxito o el fracaso dependen de la senda que el hombre camine’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

423. En resumen, tomar la senda de Pedro en la propia fe significa recorrer el sendero de la búsqueda de la verdad, que es también el de conocerse verdaderamente a uno mismo y cambiar el carácter propio. Sólo al transitar por el camino de Pedro una persona estará en la senda de ser perfeccionada por Dios. Debe tener claro exactamente cómo caminar por la senda de Pedro y cómo ponerla en práctica. En primer lugar, uno debe poner a un lado sus propias intenciones, sus búsquedas inadecuadas y hasta su familia y todas las cosas de su propia carne. Tiene que dedicarse de todo corazón, es decir, entregarse por completo a la palabra de Dios, centrarse en comer y beber las palabras de Dios, concentrarse en la búsqueda de la verdad, en la búsqueda de la intención de Dios en Sus palabras e intentar comprender la voluntad de Dios en todo. Este es el método de práctica más fundamental y vital. Es lo que Pedro hizo después de ver a Jesús y sólo practicando de esta manera se logran los mejores resultados. La devoción sincera a las palabras de Dios implica, principalmente, buscar la verdad, buscar las intenciones de Dios en Sus palabras, centrarse en comprender la voluntad de Dios y entender y obtener más verdad a partir de Sus palabras. Cuando leía las palabras de Dios, Pedro no estaba centrado en entender las doctrinas y, menos aún, en obtener conocimiento teológico; más bien, se concentró en comprender la verdad y la voluntad de Dios y lograr un entendimiento de Su carácter y Su encanto. Pedro también intentó comprender los diversos estados corruptos del hombre a partir de las palabras de Dios, la naturaleza corrupta del hombre y sus verdaderas deficiencias, cumpliendo, así, con todos los aspectos de las exigencias que Dios le hace al hombre para que lo satisfaga. Pedro tuvo muchas prácticas correctas que se ciñeron a las palabras de Dios. Esto estuvo totalmente alineado con la voluntad de Dios y fue la mejor forma en la que una persona podía cooperar al tiempo que experimentaba la obra de Dios. Cuando experimentó los centenares de pruebas provenientes de Dios, Pedro se autoexaminó de un modo estricto contra cada palabra del juicio de Dios hacia el hombre, cada palabra de la revelación de Dios al hombre y cada palabra de Sus exigencias al hombre e intentó desentrañar el significado de esas palabras. Intentó reflexionar sinceramente en cada palabra que Jesús le dijo y memorizarla y tuvo muy buenos resultados. Mediante esta forma de práctica fue capaz de alcanzar un entendimiento de sí mismo a partir de las palabras de Dios, y no sólo llegó a entender los diversos estados corruptos del hombre, sino que también comprendió la esencia, la naturaleza y los diversos tipos de defectos del hombre. Esto es lo que significa verdaderamente entenderse a uno mismo. A partir de las palabras de Dios, Pedro no sólo consiguió comprenderse verdaderamente a sí mismo, sino que, a partir de las cosas expresadas en la palabra de Dios —Su carácter justo, lo que Él tiene y es, Su voluntad para Su obra, Sus exigencias hacia la humanidad—, a partir de ellas llegó a conocer a Dios completamente. Llegó a conocer Su carácter y Su esencia; llegó a conocer y entender lo que Dios tiene y es, así como Su encanto y Sus exigencias para el hombre. Aunque en ese tiempo Dios no habló tanto como lo hace hoy, en Pedro se produjeron resultados en estos aspectos. Fue algo raro y precioso. Pedro experimentó centenares de pruebas, pero no sufrió en vano. No solo llegó a entenderse a sí mismo a partir de las palabras y la obra de Dios, sino que también llegó a conocerlo. Además, se enfocó particularmente en los requisitos de Dios para la humanidad contenidos en Sus palabras. En los aspectos en los que el hombre debe satisfacer a Dios para alinearse con Su voluntad, en esos aspectos Pedro hizo un gran esfuerzo y alcanzó la claridad completa; esto fue extremadamente beneficioso en relación con su propia entrada. Independientemente de aquello de lo que Dios habló, siempre que esas palabras pudieron convertirse en su vida y pertenecieron a la verdad, Pedro fue capaz de grabarlas en su corazón para meditar en ellas con frecuencia y apreciarlas. Después de escuchar las palabras de Jesús, fue capaz de tomárselas en serio, y esto demuestra que estaba especialmente centrado en las palabras de Dios y, al final, alcanzó verdaderamente unos resultados. Es decir, que fue capaz de poner libremente las palabras de Dios en práctica, de practicar la verdad con fidelidad y de estar en sintonía con la voluntad de Dios, de actuar por completo conforme a la intención de Dios y de renunciar a sus propias opiniones e imaginaciones personales. De esta forma Pedro entró en la realidad de las palabras de Dios.

 

Extracto de ‘Cómo caminar por la senda de Pedro’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

 

424. Cuando Moisés golpeó la roca y brotó de ella el agua conferida por Jehová, fue gracias a su fe. Cuando David tocó la lira para alabarme, a Mí, Jehová —con el corazón lleno de alegría— fue gracias a su fe. Cuando Job perdió su ganado que llenaba las montañas, y enormes cantidades de riqueza y su cuerpo se cubrió de dolorosas llagas, fue debido a su fe. Cuando él pudo escuchar Mi voz, la voz de Jehová, y ver Mi gloria, la gloria de Jehová, fue gracias a su fe. Que Pedro haya podido seguir a Jesucristo, fue debido a su fe. Que pudiera ser clavado en la cruz por Mí y dar testimonio glorioso de Mí, también fue debido a su fe. Cuando Juan vio la imagen gloriosa del Hijo del hombre, fue debido a su fe. Cuando vio la visión de los últimos días, fue, aún más, a causa de su fe. La razón por la que las así llamadas multitudes de las naciones gentiles han obtenido Mi revelación y han llegado a tener conocimiento de que Yo he regresado en la carne para llevar a cabo Mi obra entre los hombres, también es a causa de su fe. ¿Acaso todos los que son golpeados por Mis severas palabras —y que, sin embargo, les traen consuelo y son salvados— no lo han hecho por causa de su fe? Las personas han recibido muchas cosas debido a su fe, y no siempre es una bendición. Quizá no reciban la clase de felicidad y gozo que David sintió o quizá Jehová no les otorgue agua como hizo con Moisés. Por ejemplo, en el caso de Job, fue bendecido por Jehová a causa de su fe, pero también sufrió desgracias. Ya sea que recibas una bendición o sufras una desgracia, ambos son acontecimientos benditos. Sin la fe, no serías capaz de recibir esta obra de conquista, y, mucho menos ver los actos de Jehová manifestados ante tus ojos hoy. No serías capaz de ver, y, menos aún, podrías recibir. Estos azotes, estas calamidades, y todos los juicios, si no te sobrevinieran, ¿serías capaz de ver hoy los actos de Jehová? Hoy, la fe es la que te permite ser conquistado, y es el que seas conquistado lo que te permite creer en cada acto de Jehová. Es solo debido a la fe que recibes este tipo de castigo y juicio. Por medio de ellos, eres conquistado y perfeccionado. Sin la clase de castigo y de juicio que estás recibiendo hoy, tu fe sería en vano, porque no conocerías a Dios; sin importar lo mucho que creyeras en Él, tu fe seguiría siendo solo una expresión vacía no fundamentada en la realidad. Es solo después de que recibes esta obra de conquista, una obra que te hace completamente obediente, que tu fe se vuelve verdadera y confiable, y tu corazón se vuelve hacia Dios. Aunque sufras gran juicio y maldición debido a esta palabra, “fe”, tienes una fe verdadera, y recibes la cosa más verdadera, real y preciosa. Esto se debe a que solo en el transcurso del juicio ves el destino final de las creaciones de Dios; es en este juicio que ves que el Creador ha de ser amado; es en esa obra de conquista que contemplas el brazo del Creador; es en esta conquista que llegas a comprender plenamente la vida humana; es en esta conquista que obtienes la senda correcta de la vida humana y llegas a comprender el verdadero significado del término “hombre”; es solo en esta conquista que ves el carácter justo del Todopoderoso y Su hermoso y glorioso rostro; es en esta obra de conquista donde aprendes sobre el origen del hombre y entiendes la “historia inmortal” de toda la humanidad; es en esta conquista donde llegas a comprender quiénes son los antepasados de la humanidad y cuál es el origen de la corrupción de esta; es en esta conquista donde recibes gozo y consuelo, así como castigo, disciplina y palabras interminables de reprensión por parte del Creador hacia la humanidad que Él creó; es en esta obra de conquista que recibes bendiciones, así como las calamidades que el hombre se merece… ¿No se debe todo esto a ese poquito de fe que tienes? Y ¿acaso no creció tu fe después de obtener estas cosas? ¿No has ganado una cantidad enorme?

 

Extracto de ‘La verdad interna de la obra de conquista (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

 

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

 

Recomendación: Testimonio de fe

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