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¿Por qué avanza y progresa de forma imparable el Relámpago Oriental? (I)

Cristo de los últimos días lleva más de veinte años realizando Su obra en la China continental, una obra que ha conmocionado en lo más profundo a las diversas sectas religiosas. La cuestión más desconcertante para la comunidad religiosa durante este tiempo ha sido que la mayoría de los pastores y ancianos de la comunidad religiosa han hecho todo lo posible por juzgar y atacar al Relámpago Oriental por diversos medios, tales como difundir rumores sobre el mismo y difamarlo. Además, incluso han cerrado sus iglesias y llegado al extremo de confabularse con el Gobierno del PCCh para que detenga y persiga a los cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso.

Sin embargo, en el marco de la frenética condena, oposición y persecución del Gobierno del PCCh y el mundo religioso, que actúan como dos brazos armados de Satanás, ¿por qué hay cada vez más creyentes de diversas denominaciones y sectas que aceptan y siguen a Dios Todopoderoso? ¿Por qué están dispuestas a seguir a Dios Todopoderoso hasta el final las personas de buena humanidad que creían sinceramente en el Señor? ¿Por qué lo siguen haciendo pese a soportar continuamente la condena, difamación, coerción y persecución del Gobierno del PCCh y del mundo religioso? El PCCh las encarcela y, sin embargo, no miran atrás. ¿Cómo es posible que, invencible e inquebrantable para las fuerzas de Satanás, el Relámpago Oriental avance y florezca día a día con mayor prosperidad y crecimiento? ¿Cómo se ha extendido tanto a lo largo y ancho de todos los rincones de China hasta lograr que millones de personas lo acepten y sigan? ¿Por qué se ha extendido también a muchos países y regiones diferentes de todo el mundo?

De hecho, las personas religiosas que conocen la Biblia han pasado por alto una verdad crucial: todo lo que provenga de Dios prosperará y todo lo que provenga del hombre, sin duda, decaerá. Piensa un momento en esto: si el Relámpago Oriental no fuera la aparición y obra del único y verdadero Dios, ¿habría podido atravesar la fortaleza de los obstáculos, la oposición y la persecución del mundo religioso y del Gobierno ateo del PCCh y difundirse tan rápido? Si no lo guiara la obra del Espíritu Santo, ¿tendría la autoridad y el poder de hacer correr a todas las naciones hacia esta montaña y de unir a todas las denominaciones en una? Si el Relámpago Oriental no fuera la aparición y obra de Dios, ¿habría traído la verdad que permite que la gente comprenda a Dios? ¿Habría señalado el camino a la salvación? ¿Habría podido juzgar y conquistar a los verdaderos creyentes de los diversos credos, esas ovejas buenas y líderes, para que se sometan y sigan con un corazón decidido? En las distintas sectas religiosas no esperaban de ninguna manera que Dios Todopoderoso, a quien condenan, se oponen y persiguen con total seguridad y atrevimiento, fuera, de hecho, el regreso del Señor y Salvador Jesucristo, a quien habían esperado con tanta ansia y persistencia.

El Libro de Apocalipsis recoge que sólo el Cordero puede abrir el rollo y romper los siete sellos. Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, ha enunciado millones de palabras que no sólo revelan todos los misterios de los 6000 años del plan de gestión de Dios y el propósito de las tres etapas de Su obra para salvar a la humanidad, así como el trasfondo, la verdad interna y la esencia subyacente a cada una de las etapas de Su obra; sino que, asimismo, Sus palabras también revelan la obra de juicio y purificación dirigida a la naturaleza satánica de la humanidad y la verdad de su corrupción. Además, Sus muchas palabras abarcan varios asuntos sobre la verdad interna de la Biblia, el misterio de la encarnación de Dios, los claros designios y las exigencias concretas de Dios para la humanidad, el proceso de desarrollo y el destino futuro de la humanidad, etc. Esto no es sólo para que la humanidad se deleite la vista y pueda ampliar sus horizontes, sino también para que la gente entienda la obra, el carácter y la esencia de Dios. Además, Sus palabras permiten que se transforme nuestro carácter de seres humanos corruptos y nos purifiquemos. Sus palabras tienen todas las verdades que necesitamos las personas corruptas para salvarnos y perfeccionarnos. Las ovejas de Dios oyen Su voz y los creyentes que humildemente se someten han sido totalmente conquistados por las palabras de Dios a medida que buscan y estudian el camino verdadero; han visto de verdad y claramente que las auténticas obras y palabras de Dios son incomparables y que no las puede sustituir ninguna teoría ni conocimiento de la humanidad. Sus palabras y Su obra les confirman a los que humildemente se someten que Dios Todopoderoso encarnado es precisamente el Hijo del Hombre, que regresa en los últimos días, y la aparición del único Dios verdadero. Ven que el reino ha descendido al terreno del hombre y también ven claramente que las tres etapas de la obra en las eras de la Ley, de la Gracia y del Reino son, sin la menor duda, obra de un solo Dios y obra de Dios mismo. Sólo si están provistos de las verdades enunciadas por Dios Todopoderoso y experimentan la obra de Dios de los últimos días, conocerán a Dios y tomarán el camino correcto de la fe en Él para alcanzar la salvación. Por consiguiente, se postran ante Dios, reconocen que es su Dios, regresan a Él y le encomiendan su vida. Por eso hay cada vez más gente verdaderamente fiel que ya no teme lo desconocido y sigue al Relámpago Oriental con determinación inquebrantable.

De hecho, no hay nada “correcto” ni “incorrecto” en la obra de Dios, sólo “nuevo” y “viejo” o “antes” y “después”, ya que el principio inherente a la obra de Dios es que siempre es nueva y nunca vieja, Él no acata normas y no hay contradicciones entre Su nueva obra y las anteriores. Por el contrario, estas se complementan construyéndose cada etapa sobre la anterior como los eslabones de una cadena. Si buscamos y estudiamos con corazón tranquilo y entendemos las tres etapas de la obra de Dios dentro de Su plan de gestión de 6000 años, nos resultará fácil ver que la obra de Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso, se fundamenta en la obra realizada por Dios en la Era de la Gracia y que confluye en una sola con la obra del Señor Jesús; no es independiente ni está separada en modo alguno. Entonces, entenderemos por qué sólo la obra de Dios Todopoderoso de los últimos días puede purificar y transformar a la humanidad, además de permitir que la humanidad rompa por completo los grilletes de la oscura influencia de Satanás para alcanzar la salvación de Dios.

Si echamos la vista atrás al período tardío de la Era de la Ley, toda la humanidad sabía lo que era el pecado, pero, a su pesar, todos seguían pecando constantemente y eran incapaces de cumplir las leyes y los decretos. A medida que los pecados de la humanidad iban en aumento, esta cada vez hacía menos sacrificios y cayó en la ineludible trampa del pecado. La humanidad fue perdiendo su veneración por Dios y llegó al extremo de sacrificar el ganado ciego y cojo en el santo altar de Jehová Dios, por lo que tuvo que hacer frente tanto a la muerte por la ley como a la maldición de Dios. En ese contexto era necesaria una nueva etapa de la obra de Dios para salvar al hombre, pues sólo Dios mismo, el Creador, podía salvar a la humanidad corrupta y depravada. Por este motivo, Dios se encarnó y se apareció en la figura del Señor Jesús para comenzar la obra de la Era de la Gracia. Asumió los pecados de la humanidad y lo crucificaron para culminar la obra de redención. El Señor Jesús enseñaba a Sus seguidores que debían perdonar y ser pacientes, amar al prójimo como a sí mismos y cargar la cruz para seguirlo. También enseñaba a la gente a partir el pan, a beber el vino, a lavar los pies a los demás y a cubrirse la cabeza. Le decía a la gente que practicara más la verdad y elevó las exigencias a la humanidad con respecto a la Era de la Ley. El Señor Jesús le trajo al hombre una nueva era y una nueva dirección que seguir y le proporcionó a la gente una senda que seguir para poder disfrutar de la abundante gracia de Dios y alcanzar Su redención. La obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia terminó con la Era de la Ley, que, en el cumplimiento de la ley, había durado más de 2000 años. Es una obra nueva y más elevada, llevada a cabo sobre la base de la obra de Jehová Dios.

El Señor Jesucristo encarnado redime a toda la humanidad. Si creemos en el Señor y nos perdona los pecados, nos justificaremos por la fe y nos salvaremos. A pesar de que nos haya perdonado los pecados, no se ha corregido completamente la principal causa de dichos pecados: nuestra naturaleza satánica, que se opone y traiciona a Dios. Así, aunque Dios olvide nuestros pecados y no nos trate conforme a ellos, vivimos, no obstante, en la carne y no tenemos manera de romper las ataduras ni el control del pecado. Estamos, sencillamente, atrapados en un círculo vicioso constante de pecado, confesión y arrepentimiento y no hemos escapado del pecado para alcanzar la santidad. En las debidas circunstancias, y a nuestro pesar, quedará al descubierto nuestro carácter satánico y corrupto, con la arrogancia, avaricia y traición, los engaños, pecados y ofensas contra el Señor que no podemos controlar, tal como dice Pablo aquí: “porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien, no” (Romanos 7:18). Está claro que “salvarnos” no significa que Dios nos haya ganado por completo. Dicho de otro modo, aún no podemos triunfar sobre la influencia de Satanás y ser ganados por Dios únicamente con la redención que recibimos en la Era de la Gracia, pues Dios no se dedicó entonces a la obra de liberar al hombre del carácter corrupto y satánico que habita en él. Si simplemente nos quedáramos anclados en la etapa de Su obra que realizó en la Era de la Gracia y nos aferráramos a unos métodos y prácticas sencillos y obsoletos, no nos transformaríamos ni en mil años; no podríamos alcanzar la santidad ni adquirir una mayor comprensión de Dios. Tan sólo estamos atrapados en una rutina sin esperanza alguna de madurar en la vida. Nos iremos alejando cada vez más de Dios y finalmente terminaremos en las garras de Satanás. Así pues, a fin de que la humanidad corrupta se salve completamente de la influencia de Satanás, Dios debe llevar a cabo personalmente otra etapa de Su obra, más profunda y minuciosa, para salvar a la humanidad. Dios provee a la humanidad de las palabras que necesita para vivir, de modo que pueda entender la obra y gestión de Dios; conocer Su omnipotencia, Su sabiduría, Su esencia, Su carácter y todo lo que Él tiene y es; conocer todas las verdades y ser guiada por el camino correcto en la vida. Así se transformarán las viejas nociones y el antiguo carácter de la humanidad y se borrará completamente su naturaleza pecaminosa; es decir, la humanidad se liberará de las filosofías y normas satánicas, así como de los venenos satánicos que habitan en lo más profundo de su naturaleza. La humanidad podrá entonces ser humana, poseer la verdad y, de este modo, someterse sinceramente a Dios. En la actualidad, toda la obra de Dios Todopoderoso es precisamente esta etapa de Su obra, en la que tienen lugar la purificación total y la salvación del hombre. Dios Todopoderoso no sólo está otorgando más verdades a la humanidad sobre la base de la obra del Señor Jesús en la Era de la Gracia, sino que también está proclamando los mandamientos y decretos administrativos para la Era del Reino. Ha ampliado Sus exigencias a la humanidad para que la humanidad sea capaz de buscar y entender la verdad de la palabra de Dios, conozca el carácter de Dios y todo lo que Él tiene y es, y conozca su propia naturaleza satánica, que desobedece y se opone a Dios. La humanidad debe practicar la verdad y vivir conforme a la palabra de Dios bajo la premisa de comprender la verdad a fin de alcanzar la transformación de su carácter, recuperar una vida normal en la que adore a Dios, llegar a ser santa y entrar en el maravilloso destino que Dios le ha preparado.

Continuará…

Parte Dos: ¿Por qué avanza y progresa de forma imparable el Relámpago Oriental?(II)

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