El viento otoñal arrancaba las hojas marchitas de los árboles. Se desplazaban con el viento; luego, algunas caían en los canteros de los arcenes y otras en el camino. Se podían ver hojas
dispersas en todas partes, lo que daba una sensación de desolación. Después de salir de la iglesia con sus hermanos y hermanas, Xinying regresó a su casa caminando sola y con el corazón afligido.
Cada vez que pisaba las hojas, estas crujían continuamente, pero no deseaba preocuparse por eso. Con la cabeza inclinada, y con el ceño fruncido, pensaba en lo que dijo el anciano, mientras
caminaba. Las palabras “Deja que Él sea crucificado” hicieron eco en su mente. No pudo evitar suspirar y se dijo a sí misma: “Señor, viniste al mundo a predicar y hacer Tu obra para salvar a la
humanidad, dándole al hombre toda Tu compasión, otorgándole abundante gracia, sanando a los enfermos y echando fuera demonios y resucitando a los muertos. Hiciste tantos milagros y todas estas
cosas demostraron la autoridad y el poder de Dios. Pero los líderes y la gente judía no aceptaron Tu venida; en lugar de eso, Te condenaron y se opusieron a Ti, lo que causó muchos obstáculos en
Tu obra, y Te clavaron en la cruz. ¿Por qué sucedió eso?”.
Xinying llegó a casa confundida. Apenas entró al patio, su prima Qiushi, a quien no había visto en años, la vio y salió de la habitación a recibirle afectuosamente, diciendo: “Xinying, has vuelto
de la reunión”. Xinying vio que vino su prima y se emocionó inmediatamente. Se acercó a su prima y la abrazó fuertemente y le dijo con alegría: “¡Qiushi, por fin has vuelto!” Qiushi era una
cristiana devota y tenía una única visión de la Biblia. Aunque trabajaba en otro lugar, en su
tiempo libre, siempre ayudaba y apoyaba a hermanos y hermanas que estaban débiles o enfermos. A veces se tomaba el tiempo para ir a casa de Xinying a visitarla. A Xinying especialmente le gustaba
su comunicación. Xinying le dijo: “Qiushi, quédate unos días más. Tengo algunas preguntas para ti”. En ese momento, la madre de Xinying salió de la cocina con los platos y le dijo con una
sonrisa: “Ya tienes más de veinte años, pero aún actúas como una niña. Regresemos al comedor a cenar y luego continuaremos con la conversación”. Entonces las tres entraron a la sala, hablando y
riendo.
Después de la cena, Qiushi preguntó ansiosamente: “Xinying, dijiste que tenías algunas preguntas para mí. ¿Qué preguntas?”. Xinying dijo desconcertada: “En la reunión de hoy, el anciano nos contó
cómo el Señor Jesús fue crucificado. El Señor Jesús se encarnó para predicar y hacer Su obra en Judea para salvar a la humanidad, trayendo el evangelio del reino de los cielos, dándole al hombre toda Su misericordia y amor y haciendo muchos milagros. Pero Su obra se encontró con muchos obstáculos.
Especialmente aquellos líderes judíos y el pueblo que esperaron la llegada del Señor, pero no aceptaron su venida; en lugar de eso, condenaron Su obra. ¿Por qué sucedió eso?”.
1. No conocer la Obra de Dios
Después de escuchar la pregunta, Qiushi se mantuvo en silencio por un momento y luego dijo: “Xinying, sobre esta pregunta, en primer lugar, leamos algunos versículos de la Biblia.
‘Por aquel tiempo Jesús pasó por entre los sembrados en el día de reposo; sus discípulos tuvieron hambre, y empezaron a arrancar espigas y a comer. Y cuando lo vieron los fariseos, le dijeron:
Mira, tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo’ (Mateo 12:1-2).
‘Y sucedió que estando El sentado a la mesa en la casa, he aquí, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron a la mesa con Jesús y sus discípulos. Y cuando vieron esto,
los fariseos dijeron a sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los recaudadores de impuestos y pecadores?’ ( Mateo 9:10-11).
‘Y era día de reposo el día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos. Entonces los fariseos volvieron también a preguntarle cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Me puso barro sobre
los ojos, y me lavé y veo. Por eso algunos de los fariseos decían: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el día de reposo. Pero otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer tales
señales? Y había división entre ellos’ (Juan 9:14-16).
Según estos versículos podemos ver que la razón por la que la obra del Señor Jesús se encontró con ese obstáculo es que la gente en ese momento no conocía la obra de Dios que siempre es nueva y
nunca vieja. Ellos definieron la obra de Dios con el fin de salvar a la humanidad para siempre, por la ley. Eran de la opinión de que Dios era solo Dios bajo la ley, que Dios no haría ninguna
obra nueva fuera de la ley, y que Dios siempre les pediría guardar el día de reposo, adorarlo en el templo, seguir las reglas de la ley, etc. Sin embargo, el Señor Jesús dijo: ‘No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir’ (Mateo 5:17).
Cuando el Señor vino, no repitió la obra de la ley sino inició el Tiempo de la Gracia basada en el Tiempo de la Ley. Predicó el evangelio del reino de los cielos, le pidió a la gente que
confesara y se arrepintiera, cumplió la ley y dejó atrás las ataduras del Tiempo de la Ley. El Señor Jesús no predicó ni hizo Su obra en el templo, sino en las montañas, en la playa o en el
campo. Además, con Él no hay prohibiciones: Él incluso sanó a los enfermos y echó fuera demonios y llevó a Sus discípulos a recoger y comer espigas en los campos de trigo en el día de reposo, y
también compartió con los recaudadores de impuestos y pecadores, etc. La obra que el Señor Jesús realizó en ese momento hizo que los que guardaban la ley se sintieran incomprensibles y generaran
todo tipo de opiniones, por eso lo condenaron según la ley del Antiguo Testamento, trataron de encontrar todo tipo de acusaciones contra Él, se opusieron y le condenaron”.
Solo entonces Xinying lo comprendió. Dijo: “¡Qiushi, por lo que dijiste, entiendo que la razón por la que el Señor Jesús se encontró a pesar de tantos obstáculos cuando hizo su obra, es que los fariseos y el pueblo judío obedecían servilmente la ley y no conocían la obra de Dios! Parece que si las personas se aferran a las cosas viejas y no siguen la obra actual de Dios, se opondrán a Dios fácilmente. ¡Es muy importante que entendamos que Dios siempre es nuevo y nunca viejo!”
2. Tratar a Cristo como una persona común y corriente
Qiushi dijo: “Sí, la sabiduría de Dios está sobre los cielos. Cuando Dios hace Su obra, nunca se aferra a las viejas costumbres porque Él es el Dios mismo que siempre es nuevo y nunca viejo.
Independientemente de si la obra de Dios coincide con nuestras nociones o no, no podemos definirlo con nuestras propias opiniones. De lo contrario, será muy fácil oponernos a Dios. De hecho, no
es la única razón por que la obra del Señor Jesús se encontró con tantos obstáculos; también hay otras razones.
“Leamos algunos versículos de la Biblia: ‘Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí. Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se
maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos? ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo éste todas estas cosas? Y se escandalizaban a causa de El. Pero Jesús les dijo: “No hay
profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos’ (Mateo 13:53-58). ‘Por eso los judíos murmuraban de El,
porque había dicho: “Yo soy el pan que descendió del cielo”. Y decían: ¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros
conocemos? ¿Cómo es que ahora dice: “Yo he descendido del cielo?”‘ (Juan 6:41-42).
“Como sabemos, el Señor Jesús es el mismo Dios encarnado. Él no solo posee una naturaleza humana normal, sino también una divinidad completa. Él dio vista a los ciegos, hizo caminar al cojo,
alimentó a cinco mil personas con cinco panes y dos pescados, resucitó a los muertos, y así sucesivamente. Todos estos milagros mostraron la autoridad y el poder único de Dios. Pero muchas
personas bajo la ley, especialmente las que provenían de la ciudad natal del Señor Jesús, conocían a la familia en la que nació y Su origen, vieron que tenía padres, hermanos y hermanas, y que
tenía la naturaleza humana de sentir placer, ira, dolor y felicidad. Ellos solo vieron Su naturaleza humana; ignoraron Su esencia divina. Así que no importa cuán autoritaria y poderosa fue Su
obra y predicación, aun así lo trataron como a una persona común y corriente, lo condenaron y se opusieron a Su obra. Esta es la segunda razón por la que la obra del Señor Jesús se encontró con
obstáculos”.
Xinying asintió, diciendo: “Sí, el Señor Jesús encarnado es el Hijo del hombre, y físicamente es como una persona común y corriente. Entonces no podemos reconocerlo como el Mesías venidero por Su
apariencia externa, y solo podemos ver la esencia de la divinidad del Señor Jesús a través de Su obra y palabra. En ese momento, mucha gente seguía al Señor Jesús; fue solo porque vieron que la
obra y las palabras del Señor Jesús estaban llenas de autoridad y poder como ninguno que reconocía que el Señor Jesús era el Mesías venidero y siguieron los pasos de Dios. Por el contrario,
aquellos que solo juzgaron al Señor Jesús por Su apariencia y lo trataron como una persona común y corriente, se volvieron ciegos y se opusieron a Dios”.
Qiushi dijo: “Sí, no podemos definirlo por la naturaleza humana del Hijo del hombre en Su aspecto físico. Debemos prestar atención al escuchar la voz de Dios, y luego distinguir si es la voz del
Espíritu de Dios y la necesidad de nuestra vida por la palabra expresada por Él. De lo contrario, ¡también nos volveremos ciegos fácilmente y nos opondremos a Dios!
3. La naturaleza satánica aborrecedora de la verdad es la fuente de la oposición a Dios
Xinying continuó preguntando: “Qiushi, excepto por esas dos razones, ¿hay otras razones por la que la obra del Señor Jesús se encontró con obstáculos?”
Qiushi guardó silencio por un momento y luego dijo: “La tercera razón es que la naturaleza obstinada, arrogante y aborrecedora de los fariseos les llevó a odiar extremadamente la venida del
Señor, a perseguir violentamente y condenar al Señor Jesús y a Sus discípulos, causando un gran obstáculo en Su obra. Como todos sabemos, cuando el Señor Jesús predicó e hizo Su obra, expresó
muchas verdades, mostró muchos milagros y le dio abundante gracia a la humanidad, que reveló la autoridad y el poder de Dios. La obra del Señor Jesús sacudió los cimientos del judaísmo y
conmocionó a la nación judía. Mucha gente siguió al Señor Jesús. Los fariseos sabían que si el Señor Jesús continuaba con Su obra, todos los fieles en el judaísmo lo seguirían; el judaísmo
caería, y desaparecerían sus posiciones y sus fuentes de ingresos. Por lo tanto, decidieron matar al Señor Jesús. Estos hechos fueron claramente registrados en la Biblia. Por ejemplo, está
escrito en Juan 11: ‘Entonces los principales sacerdotes y los fariseos convocaron un concilio, y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. Si le dejamos seguir así, todos van
a creer en El, y los romanos vendrán y nos quitarán nuestro lugar y nuestra nación. […] Así que, desde ese día planearon entre sí para matarle’ (Juan 11:47, 48, 53).
Para proteger su estatus y su fuente de ingresos, los fariseos utilizaron todos los medios posibles: inventaron rumores contra el Señor Jesús e incluso se confabularon con el gobierno romano para
crucificar al Señor Jesús. Como podemos ver, los fariseos odiaban la verdad y odiaban a Cristo. ¡Llegaron al punto en que ya no deseaban coexistir con Cristo! Ellos prefirieron renunciar a su
ofrenda por el pecado, cometer pecados monstruosos, oponerse y ofender a Dios y hacer que sus hijos y nietos fueran maldecidos en vez de no clavar al Señor Jesús en la cruz, el que expresó la
verdad y redimió a la humanidad. Esa es la naturaleza y sustancia genuina, satánica, aborrecedora de la verdad, de los fariseos. No solo eso, incluso el pueblo judío de esa época también los
siguió, gritando: “Crucifícadle”, “Crucifícadle”. Al final, cometieron un terrible pecado y ofendieron el precepto de Dios, por lo que Israel fue sometido a la destrucción. Esta lección escrita
en sangre es digna de nuestra consideración”.
Al escuchar las palabras de Qiushi, Xinying se conmovió profundamente y dijo: “Gracias a Dios. La visita de hoy me ha beneficiado profundamente. Entiendo que la obra de Dios es siempre nuevo y
nunca viejo y siempre está avanzando. En cada época, la obra de Dios, el precepto que expresa y Sus exigencias en el hombre son diferentes, por lo que no podemos definir la nueva obra de Dios
según la obra que ha hecho, ni podemos repudiar Su esencia de divinidad según la naturaleza humana de Cristo. Sólo con un corazón temeroso a Dios, buscando modestamente la verdad, escuchando
atentamente la voz de Dios y reconociendo a Dios por Su obra y la verdad que Él expresa, podemos seguir Sus pasos”.
Qiushi asintió y alegremente dijo: “Gracias a Dios. Este entendimiento es también de suma importancia para nosotros para que podamos acoger con agrado el regreso del Señor. Independientemente de
si la obra de Dios coincide con nuestras nociones o no, sólo renunciando a nuestras concepciones e imaginaciones, prestando atención en buscar la verdad, escuchando la voz de Dios, es que podemos
evitar seguir los pasos de los fariseos de oponerse a Dios. El Señor Jesús dijo: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de
los cielos’ (Mateo 5:3). ‘Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios’ (Mateo 5:8).
¡Creo que mientras busquemos humildemente, acogeremos con beneplácito el regreso del Señor! ”
Xinying dijo alegremente: “¡Sí, gracias a Dios!”
Recomendación: la segunda venida de cristo
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
(Traducido del original en inglés al español por Esther Lequipe)
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