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¿Cómo permanecer conectados al Señor en nuestra vida tan ocupada?

Queridos hermanos y hermanas de Etapa Amorosa:
Soy un creyente que acaba de aceptar la obra de Dios. Aunque las reuniones de confraternidad y las devociones diarias son muy importantes para un cristiano, mi trabajo, exigente y agotador, me roba todo el tiempo que tengo. Gano bastante dinero pero siempre me siento vacío y avergonzado. ¿Cómo puedo equilibrar las devociones diarias y una vida laboral agitada?
Xiao Dong
Estimado Xiao Dong:
¿Cómo estás? Lo que preguntas también me ha molestado por mucho tiempo. A través de compartir con hermanos y hermanas en el Señor, y al continuar leyendo la Palabra de Dios, comencé a conocer Sus intenciones. Para equilibrar el trabajo y la fe, y para tener una perspectiva adecuada del trabajo, debemos comprender los dos puntos siguientes:
Primero: En última instancia, ¿cuál es el propósito del trabajo?
¿Dirías que no es razonable que todos luchen por una gran carrera para poder mantener a su familia? De hecho, Dios nos ha dado dos manos para que podamos trabajar y apoyar a nuestra familia. Sin embargo, la realidad es que trabajamos duro para satisfacer nuestros deseos codiciosos. Uno tiene una casa y suficiente dinero, pero aún hace cálculos y planes y quiere ganar más dinero para los niños; uno quiere comprar una casa más grande o autos lujosos para disfrutar de una vida mejor y finalmente obtener el respeto de los demás. Examinando nuestros corazones con cuidado, no nos falta comida, ropa ni dinero, pero tenemos demasiados deseos extravagantes. El corazón enfocado en perseguir la fama y el dinero nos está controlando.
Tal como dicen estas palabras: “Las personas piensan que una vez que han obtenido la fama y la ganancia, pueden sacar provecho de ellas para disfrutar de un alto estatus y de una gran riqueza, y disfrutar de la vida. Una vez que tienen fama y ganancia, pueden sacar partido de ellas en su búsqueda del placer y su disfrute sin escrúpulos de la carne. De buena gana, aunque sin saberlo, las personas toman su cuerpo, su mente, todo lo que tienen, su futuro y su destino y se los entregan a Satanás para obtener la fama y la ganancia que desean. Los seres humanos hacen esto sin un momento siquiera de vacilación, ignorando siempre la necesidad de recuperarlo todo[…] Una vez que alguien está atascado en la fama y la ganancia, dejan de buscar lo que es brillante, lo justo o esas cosas que son hermosas y buenas. Esto se debe a que el poder seductor que la fama y la ganancia tienen sobre las personas es demasiado grande, y se convierten en cosas que las personas persiguen durante toda su vida, y hasta por toda la eternidad sin final. ¿No es esto verdad?”
Estas palabras son muy reveladoras. Exponen nuestros verdaderos deseos. Nos esforzamos mucho por una buena carrera, así tendremos fama, dinero y respeto de los demás. “El dinero habla”, “El dinero hace girar el mundo”, “Sé exitoso para que tu familia sea importante”… Estos venenos de Satanás se han convertido en los credos de nuestras vidas. Como resultado, creemos que la fama y el dinero pueden traernos una buena vida y son la base de una vida futura agradable. Para ganar fama y dinero, gastamos mucho tiempo y energía en nuestro trabajo, sin importar cuán amargados o cansados estemos. Nos hemos convertido en una máquina de hacer dinero, cansados, amargados, vacíos, indefensos y sin alegría. Peor aún, mostramos cada vez menos interés en nuestro deber inalterable: creer en Dios y adorarlo. Comenzamos a descuidar a Dios. Satanás nos ha robado a Dios. Sin la provisión de Dios, nuestra oscuridad interior comienza a crecer y la desobediencia comienza a arrastrarse hasta el punto en que estamos totalmente separados de Dios y perdemos Su salvación. El dinero y la fama son trucos con los que Satanás nos engaña y nos aflige. Es un camino equivocado. Si no perseguimos al dinero, ¿viviremos peor?

Jesús dijo: “No solo de pan vivira el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). “Por eso os digo, no os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. ¿No es la vida más que el alimento y el cuerpo más que la ropa? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas?” (Mateo 6:25-26). “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿qué beberemos?’ o ‘¿con qué nos vestiremos?’ Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas” (Mat 6:31-32).
La palabra de Dios realmente nos hace comprender que todo está bajo Su control, incluida nuestra vida y nuestro trabajo. Mientras tengamos confianza en Él y vivamos por Sus palabras, veremos Sus bendiciones. Como cristianos, debemos juzgar todo según la palabra de Dios y dejar que ésta sea la base de nuestra vida.
Dios provee todas nuestras necesidades materiales. La Biblia cuenta la historia del profeta Elías: Cuando se escondió junto al arroyo Querit, Dios dispuso cuervos que le trajeran comida. Creo que todos tenemos esas experiencias. Cuando nos conmueve el amor de Dios, estamos dispuestos a gastar para el Señor. Al principio, podemos estar preocupados por el déficit de ingresos, pero a medida que pasa el tiempo, descubrimos que Dios nos da más de lo que necesitamos. Allí vemos que la gracia de Dios es abundantemente suficiente: dejamos de lado los deseos extravagantes y nos sentimos relajados.
De hecho, nuestra fe y nuestro trabajo no se contradicen. ¿Cómo construimos una relación normal con Dios en el trabajo?
Segundo: Reenfoquémonos y veremos la mano de Dios en nuestro trabajo.

El Señor Jesús dijo: “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Dios es un Espíritu, Él controla todo. Podemos adorar a Dios y construir una relación con Él en cualquier momento y en cualquier lugar. Si nos enfocamos en vivir según Su palabra durante el trabajo, entonces podemos ver Sus maravillosas obras en todo y disfrutar de Su compañía diaria. Él nos ayudará a resolver problemas y dificultades y nos enseñará cómo ser una persona honesta. Después de entender y aceptar algunas verdades, podemos tener una actitud positiva hacia el trabajo diario a pesar de que estamos ocupados y físicamente cansados.
Permítanme compartir con ustedes mi experiencia verdadera. Al principio, yo pensaba que el trabajo era trabajo y la creencia era creencia; que estas dos cosas no tenían relación alguna, y que sólo en las reuniones de la iglesia podía verdaderamente adorar a Dios.
Estaba trabajando en un restaurante en ese momento. Estaba muy ocupado y había varias reuniones de la iglesia todas las semanas. El tiempo nunca me alcanzaba para leer la palabra de Dios, y mucho menos para experimentarla. Y también sentía que mis horas de trabajo eran largas y aburridas. Una hermana compartió conmigo unas palabras durante una reunión:
“Porque para andar en el camino de Dios, no podemos descuidar nada que tenga que ver con nosotros, o que ocurra a nuestro alrededor; ni siquiera las cosas pequeñas. Independientemente de que nos parezca que debamos prestarle atención o no, mientras le estemos haciendo frente a un asunto, no deberíamos pasarlo por alto. Deberíamos considerarlo todo como una prueba de Dios para nosotros. ¿Cómo es este tipo de actitud? Actuando así confirmas un hecho: tu corazón le teme a Dios, y está dispuesto a apartarse del mal. Si tienes este deseo de satisfacer a Dios, lo que pones en práctica no está lejos del estándar de temer a Dios y apartarse del mal. A menudo están los que creen que los asuntos a los que las personas no prestan mucha atención, lo que no se suelen mencionar, son simples nimiedades menores, y que no tienen nada que ver con poner en práctica la verdad. Cuando estas personas se enfrentan a uno de esos asuntos, no piensan mucho en ellos y los dejan pasar. Pero en realidad, son lecciones que deberías estudiar, lecciones sobre cómo temer a Dios, sobre cómo apartarse del mal. Además, lo que debería preocuparte más es saber lo que Él está haciendo cuando este asunto surge delante de ti. Él está justo a tu lado, observando cada una de tus palabras y de tus hechos, considerando tus acciones, tus cambios de opinión; esta es la obra de Dios”.
Al leer estas palabras y compartir con mis hermanas, supe que debía tratar a las personas y al trabajo de acuerdo con la palabra de Dios. Todo lo que vemos, las personas con las que nos encontramos, el trabajo que hacemos son juicios de diversos grados dados por Dios. Él quiere que tengamos un corazón temeroso de Dios y que sigamos fielmente Sus palabras en todas las cosas. Antes no sabía cómo comunicarme con Dios, y tampoco sabía cómo poner sus palabras en práctica. ¡Había desperdiciado tantas oportunidades para aprehender la verdad! Pero luego comencé a prestar atención a las obras de Dios y a aplicar Su palabra en mi trabajo.
Una vez, mi gerente me indicó que agregara más artículos en las cuentas de los clientes para poder cobrarles más. Al pensar las palabras del Señor: “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37), supe que no debía engañar a los clientes, pero no quería ofender a mi gerente. No quería que suspendiera mi bonificación o, todavía peor, que me despidiera. Entonces, de repente, me di cuenta de que esta era una prueba de parte de Dios y que Dios estaba a mi lado mirando mi actitud. Le oré a Dios diciendo: “¡Oh, Dios! Estoy dispuesto a abandonar mi carne para practicar la verdad. No importa cómo me traten los demás, trataré de vivir delante de Ti, de forjar una relación normal contigo, vivir Tu palabra y practicar para ser honesto. ¡Ayúdame!”
Después de orar, mi corazón se calmó. Aunque no hice lo que el gerente me dijo, sino que actué de acuerdo con los requisitos de Dios, mi gerente no dijo una palabra ni me regañó. Así me di cuenta de que al practicar la palabra de Dios, podemos obtener la paz interior, que es algo que el dinero nunca puede comprar. Después, siempre me enfoqué en practicar la palabra de Dios en mi vida laboral. Sentí que había restablecido una relación normal con Dios y que mi trabajo ya no era aburrido.
Para equilibrar la vida laboral y la fe, no tenemos que sacrificar nada. Sólo debemos seguir la palabra de Dios y dejar que sea el principio rector de nuestra vida. De esta manera, cosecharemos libertad, paz interior y las bendiciones de Dios. ¡Que Dios te bendiga!
Etapa amorosa,
Xiao Ming

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Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

(Traducido del original en inglés al español por Carlos Nogués)

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