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Alabar y adorar a Dios | El episodio 15 del coro cristiano en chino

 

Todas las naciones adoran al Dios práctico

En esta ocasión, Dios no viene a hacer la obra en un cuerpo espiritual, sino en uno muy ordinario, uno muy ordinario. No sólo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo en el que Él vuelve. Es una carne muy corriente. En Él, no puedes ver nada diferente de los demás, pero puedes recibir de Él las verdades que nunca antes has oído, recibir de Él las verdades que nunca antes has oído. Esta carne insignificante es la materialización de todas las palabras de verdad de Dios, la que emprende Su obra en los últimos días, y una expresión de todo el carácter de Dios para que el hombre llegue a conocerlo. ¿No deseabas en gran manera ver al Dios del cielo? ¿No deseabas en gran manera entender al Dios del cielo? ¿No deseabas ver el destino de la humanidad? Él te contará todos estos secretos ocultos y te hablará (te hablará) incluso de las verdades que no entiendes. Él es tu puerta al reino y tu guía a la nueva era.

Una carne tan corriente contiene misterios insondables.

Sus hechos pueden ser inescrutables para ti pero el objetivo de toda la obra que Él hace es suficiente para que veas que Él no es una simple carne como el hombre cree. Y es que Él representa la voluntad de Dios, así como la preocupación mostrada por este hacia la humanidad en los últimos días. Y es que Él representa la voluntad de Dios, así como la preocupación mostrada por este hacia la humanidad en los últimos días. Aunque no puedes oír las palabras que Él habla, que parecen sacudir los cielos y la tierra, o ver Sus ojos como llamas abrasadoras, y aunque no puedas sentir la disciplina de Su vara de hierro, sí puedes percibir en Sus palabras la furia de Dios y saber que Él muestra compasión por la humanidad; puedes ver Su carácter justo y Su sabiduría, y darte cuenta además de la preocupación y del cuidado que Él tiene por toda la humanidad.

La obra de Dios en los últimos días consiste en permitirle al hombre ver al Dios del cielo vivir entre los seres humanos sobre la tierra y que lo conozca, obedezca, reverencie y ame. Por esta razón Él ha vuelto en carne por segunda vez. Aunque lo que el hombre ve hoy es un Dios igual a él, un Dios con nariz y dos ojos, común y corriente, al final Él os mostrará que sin la existencia de este hombre el cielo y la tierra pasarán por un cambio tremendo; sin la existencia de este hombre, el cielo se volverá sombrío, la tierra se convertirá en caos y toda la humanidad vivirá en hambruna y plagas. Él os mostrará que, sin la salvación del Dios encarnado en los últimos días, Él habría destruido a la humanidad hace mucho tiempo en el infierno; sin la existencia de esta carne, seríais para siempre los primeros pecadores y cadáveres.

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