El sol brillaba, las nubes blancas flotaban en el cielo azul, y la luz del sol brillante se filtraba a través de las grandes hojas. Bajo el enrejado de la vid en un patio, Li Xundao y Li Meien, padre e hija, conversaban alegremente, sentados en una mesa de piedra. La risa brillante que daban de vez en cuando hacía a los pájaros gorjear alegremente.
Mientras vertía agua en la taza de Li Xundao, Li Meien dijo: “Papá, durante este viaje por pocos meses, has ganado mucho. Tu viaje no ha sido en vano. ¡Gracias al Señor! Papá, hay una pregunta que no entiendo muy bien. Quiero que tu respondas”.
Li Xundao miró a su hija y dijo con una sonrisa: “¡Gracias al Señor! Meien, ¿Cuál es tu pregunta en estos días? Dime”.
Li Meien suspiró y dijo: “Papá, verás, Judas era un discípulo que siguió a Jesucristo, y él estaba cerca de Él. Habiendo disfrutado tanta
gracia de Jesucristo, ¿Cómo es que él lo traicionó? ¿Lo hizo sólo por dinero?”
Li Xundao dijo: “Meien, como dijiste, Judas siguió de cerca al Señor, pero siempre engañaba a sus hermanos y hermanas, y engañaba a Dios, y también usó el dinero de la bolsa. Por lo tanto, él
podría traicionar a Jesucristo debido a su naturaleza y sustancia. Sin embargo, esta no es la única razón de su traición al Señor. Hay otra razón importante por la que traicionó a Jesucristo…”
Antes de que Li Xundao terminara de hablar, Li Meien dijo con impaciencia: “Yo también creo que no es tan simple. Debe haber alguna otra razón. Papá, dímelo rápido”.
Mirando a Li Meien, Li Xundao sonrió y dijo: “Bueno, en este viaje, el pastor Zheng Xinliang me dio un libro. Ahí está la respuesta que quieres. Déjame leer para ti”. Li Meien asintió con expectativa.
Li Xundao cuidadosamente sacó un libro de su bolsa. Lo abrió y leyó, “¿Cómo llegó Jesús a morir en la cruz? ¿Lo sabéis? ¿No fue traicionado por Judas, quien estaba cerca de Él, lo había comido, bebido y había disfrutado de Él? ¿No lo traicionó Judas, porque Jesús no era más que un maestrillo normal? Si las personas hubieran visto realmente que Jesús era extraordinario, y Aquel que era del cielo, ¿cómo pudieron haberlo clavado vivo en la cruz durante veinticuatro horas, hasta que no le quedó aliento en Su cuerpo? ¿Quién puede conocer a Dios?”.
“La mayoría de los que sólo han escuchado o visto las palabras de Cristo pero que nunca lo han visto, no tienen noción de Su obra; los que han visto a Cristo y escuchado Sus palabras, así como experimentado Su obra, se les hace difícil aceptar Su obra. ¿No es esto porque la apariencia y la humanidad normal de Cristo no son del gusto del hombre? Los que acepten Su obra después de que Cristo se haya ido no van a tener esas dificultades porque sólo aceptan Su obra y no entran en contacto con la humanidad normal de Cristo. El hombre es incapaz de desechar las nociones que tiene de Dios y en cambio lo escrudiña intensamente; esto se debe al hecho de que el hombre sólo se enfoca en Su apariencia y no es capaz de reconocer Su esencia basándose en Su obra y en Sus palabras”. “Meien, estas palabras han hablado claramente. Judas siguió muy de cerca a Jesucristo, pero ¿Por qué lo traicionó? Es porque no reconoció que Jesucristo era Cristo, el Dios encarnado, sino que lo consideraba como un hombre ordinario y normal. Los hombres con sus nociones e imaginaciones piensan que, si la carne es realmente la carne encarnada de Dios, la carne debe ser sobrenatural, tan grande, altiva e imponente como un gran hombre, y que no sólo debe hablar con mucha autoridad y poder, sino también deben seguir los milagros. Sólo tal carne es el Dios encarnado. Si la carne se ve ordinaria y común, y tiene una humanidad normal, definitivamente no es la carne encarnada de Dios. En ese momento, Judas sólo prestó atención a la humanidad de Jesús. Vio que Jesucristo era de una familia ordinaria, que Él era hijo de un carpintero pobre y tenía a sus hermanos y hermanas, que comía, dormía y tenía emociones humanas normales como una persona normal, y que Él no era nada especial en comparación con la gente a Su alrededor. Así que, Judas consideraba a Jesucristo como un hombre insignificante, ordinario y normal, pero no como Cristo. De hecho, aunque Jesucristo tiene una carne normal y ordinaria, Su esencia divina es aparente y puede ser conocida por Su obra y Sus palabras. Por ejemplo, las palabras que Jesús expresó y los misterios del reino celestial que Él reveló así como Sus requisitos del hombre son todas verdades; también sanando a los enfermos y echando fuera los demonios, calmando la tormenta y el mar, alimentando a 5000 personas con cinco panes y dos peces, resucitando a los muertos, y así sucesivamente, todos estos milagros que Él realizó mostraron la autoridad y el poder de Dios. Si la gente sinceramente busca, ¿No podrían ver a partir de estos hechos que Jesucristo es Cristo, Dios mismo? Así que, la traición de Judas al Señor fue porque él se enfocó solamente en la apariencia de Jesucristo. Él pensó que Jesucristo era un hombre ordinario, pero no se dio cuenta de que Su esencia era Dios de Su obra y Sus palabras. Esta es la razón directa por la que traicionó a Jesucristo”.
Li Xundao tomó un trago de la taza y luego continuó, “Meien, verás, ¿No es demasiado peligroso enfocarse sólo en la humanidad de Cristo por su apariencia, pero no para conocer Su divinidad por Su obra y Sus palabras? En ese momento, no sólo Judas no consideraba a Jesús como Cristo, sino que muchas personas también discutían sobre Jesús, diciendo: ‘¿No es este el hijo de José?’ ‘¿No es un Nazareno?’ ¿No es también porque Jesucristo tenía una humanidad normal como un hombre ordinario, pero no tenía una imagen superior de un gran hombre? Si hubiéramos estado en la era de Jesucristo, ¿No habríamos cometido fácilmente tal error también?”
Li Meien asintió seriamente, y dijo: “¡Este es realmente el caso! Papá, realmente te has beneficiado de este viaje; especialmente con las palabras que usted ha leído puede explicar esta pregunta a fondo. Ahora he entendido la razón básica por la que Judas traicionó a Jesucristo. Él no consideraba a Jesucristo como Cristo, sino como un hombre ordinario, así que descaradamente engañó a Dios e incluso traicionó a Jesucristo. En resumen, él no entendía lo que era Cristo, ¿verdad? Papá”.
Li Xundao felizmente dijo: “¡No! Meien, permítanme leer algunos pasajes más para tí, y tendrás todo más claro”. Luego, bajó la cabeza y pasó las páginas del libro.
Li Meien miró el libro y dijo: “Papá, déjame leer”. Li Xundao asintió con la cabeza y le pasó el libro. Ella leyó, “El significado de la encarnación es que Dios aparece en la carne y Él viene a obrar en medio del hombre de Su creación bajo una imagen de carne. Por tanto, para que Dios se encarne, primero debe ser carne, una carne con una humanidad normal; esto, como mínimo, debe ser verdad. De hecho, la implicación de la encarnación de Dios es que Él vive y obra en la carne; Dios se hace carne en Su misma esencia, se hace hombre” .
“El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo”.
Li Xundao dijo: “Meien, en ese momento Judas no entendía los aspectos de la verdad acerca de lo que Cristo y la encarnación eran, y no tenía un corazón de reverencia por Dios en absoluto, así que se atrevió a traicionar al Señor descaradamente. El Dios encarnado se llama Cristo, y Cristo significa que el espíritu de Dios ha tomado una carne, es decir, el espíritu de Dios se ha materializado en la carne con una humanidad normal y una mente normal, y que Él viene a obrar y a hablar entre los hombres como una persona ordinaria y normal. Esta carne no sólo tiene una humanidad normal, sino más aún, una divinidad completa. La omnipotencia y la sabiduría que posee el espíritu de Dios, la disposición de Dios, y Su ser y posesiones han sido realizadas en Cristo. Cristo es la verdad, el camino, y la vida. Exteriormente, Cristo es un hijo ordinario y normal del hombre, en lo más mínimo no sobrenatural, pero Él no es como cualquier hombre que sea de carne y hueso. El hombre creado sólo tiene la humanidad, sin ninguna sustancia divina, mientras que Cristo no sólo tiene una humanidad normal, sino que lo que es más importante, tiene una divinidad completa. Por lo tanto, tiene la sustancia de Dios, Él puede representar completamente a Dios, expresar todas las verdades con la identidad de Dios, expresar la disposición de Dios y todo lo que Dios tiene y es, y otorgar la verdad, el camino y la vida al hombre. Ningún hombre creado es capaz de tales hazañas. Así como Jesús Cristo Cristo dijo, ‘Yo y el Padre somos uno’ (Juan 10:30). ‘[…] yo estoy en el Padre, y el Padre en mí’ (Juan 14:10). La sustancia de Cristo es la encarnación del Espíritu de Dios, la encarnación de la verdad, es la verdad, el camino y la vida, y significa que el Espíritu de Dios se materializa en la carne. Cristo expresa Su disposición y todo lo que Él tiene y es, todos los cuales son la verdad y pueden convertirse en la vida del hombre. Por lo tanto, Cristo no es un Dios vago en la leyenda, sino el Dios práctico, al igual que Jesucristo, que comió y vivió entre los hombres, verdadero y real, y personalmente dirigió y guió al hombre. Meien, de hecho, el mayor misterio de la encarnación tiene poco que ver con si la imagen de Su carne es superior u ordinaria y normal. Más bien tiene que ver con la divinidad completa oculta en la persona de aspecto normal. Ningún hombre es capaz de descubrir o ver esta divinidad oculta. Así como cuando Jesucristo vino a obrar, si nadie había oído Su voz o experimentado Su palabra y Su obra, entonces nadie habría reconocido que Él es Cristo. ¿No era Judas tan tonto y ciego que no conocía la palabra y la obra de Dios?¿No te parece?”
Li Meien aceptó, “Eso es correcto. Personas como Pedro, Juan, Mateo, Nataniel, etc., todos reconocieron que Jesucristo era el Mesías que vendría, por Sus palabras y obra, así que siguieron a Jesucristo y ganaron la salvación del Señor. Judas era demasiado ciego para saber lo que era la encarnación. La encarnación de Dios debe tener la humanidad normal, y así Él puede ser llamado Cristo, el Hijo del hombre. Cristo es la verdad, el camino, y la vida. No importa cuán ordinario y normal sea la carne, Cristo es la carne que Dios ha puesto en el cielo como el Hijo del hombre para obrar entre los hombres. Él tiene la divinidad completa, y puede expresar la verdad en cualquier momento para proveer el agua, y pastorear al hombre”.
Li Meien tomó un trago. Mirando el libro sobre la mesa, ella continuó, “Papá, a través de las palabras del libro, hoy puedo entender todo esto. Hay ilustración e iluminación del Espíritu Santo en estas palabras. Ningún hombre ordinario puede escribir estas palabras”.
Li Xundao asintió con la cabeza. Tomó el libro y miró con cariño, diciendo: “Mm, sí, ¡Gracias al Señor! Meien, el libro ciertamente tiene la verdad. Creo que es de Dios. Vamos a leer más”.
Li Meien asintió con la cabeza, y continuó leyendo cuidadosamente las palabras en el libro con su padre.
Recomendación: Reflexiones cristianas
(Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós)
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.
Escribir comentario