La Biblia es el canon del cristianismo, es
el cimiento de nuestra fe. Como hemos creído en el Señor, cada uno de nosotros hemos tenido una Biblia. Leemos la Biblia frecuentemente y la apreciamos como un tesoro. Además, seguimos las
palabras de la Biblia como si fuesen la norma más importante en nuestra vida y trabajo. Pablo dijo: “Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir,
para instituir en justicia” (2 Timoteo 3:16). Esto nos hace pensar aún más, que toda la Escritura está inspirada por Dios. Sin embargo, algunas personas mencionan que en la Biblia también figuran
las palabras de Satanás y las palabras que ese asno le dijo a Balaam. Así que obviamente no son palabras de Dios.
Con respecto a este asunto, deseo compartir mi opinión sobre lo mismo.
Muchos hermanos y hermanas creen todas estas palabras dichas por Pablo. Pero, aun así, debemos saber que las palabras de Pablo son solo palabras de un hombre y no pueden representar las palabras
de Dios. Existen sesenta y seis libros en toda la Biblia, pero no existe ningún registro de Dios que toda la escritura está inspirada por Dios o que todas las palabras en la Biblia son palabras
de Dios. ¿Ya que Dios no dijo eso, entonces la afirmación de Pablo concuerda con la palabra de Dios? ¿Existen palabras del Espíritu Santo que lo testifiquen? Si esta afirmación de Pablo está
respaldada por las palabras de Jesucristo o el Espíritu Santo, entonces deberíamos
aceptarla y obedecerla. Esto está completamente de acuerdo con las intenciones del Señor. No importa quien él sea, mientras sus palabras no coincidan con las palabras de Jesucristo o el Espíritu
Santo, no podemos aceptarles ciegamente. Nosotros los hombres somos sólo hombres, somos seres creados. Entonces, nuestra voluntad no puede representar la voluntad del Creador. El Jesucristo en
quien creemos es el Señor del reino de los cielos. Solo comportándonos de acuerdo con las palabras de Dios, seremos aprobados por Dios.
Todos nosotros claramente sabemos que Pablo se rechazaba a Dios y se oponía a Jesucristo. El hecho de que él era el cabecilla de la oposición en contra de la obra de Jesucristo se reconoce
comúnmente. Aunque Jesucristo eligió a Pablo como apóstol para esparcir el evangelio, Pablo aún era un ser creado. Por ende,
sus palabras son sin duda las palabras de un hombre. Jesucristo es Dios, aunque todos los apóstoles y discípulos de Jesucristo eran hombres. No pueden comparar con el propio Jesucristo. Entonces,
cuando se trata de las palabras del hombre, no podemos aceptarlas y obedecerlas a ciegas. Debemos investigar si están o no de acuerdo con la voluntad de Dios, la cual es vital para que nosotros podamos entrar al reino de los cielos.
¿Cuál es el origen de las palabras dichas por Pablo “toda la escritura es inspirada por Dios”?
Como la gente piensa que toda la escritura es inspirada por Dios y que todas las palabras en la Biblia son las palabras de Dios de acuerdo con 2 Timoteo 3:16, primero vamos a investigar el
trasfondo de Pablo diciendo estas palabras. Como todos sabemos, las palabras “Toda Escritura es inspirada divinamente…” fueron dichas por Pablo cuando escribió cartas a Timoteo. Cuando escribió
cartas, sólo existía el Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento era sólo docenas de cartas guardadas en las iglesias y aún no habían sido recopiladas en un libro. No hasta 300 d.C. fue cuando el
nuevo testamento llegó a existir. Es decir, el Nuevo Testamento llegó a existir doscientos años después de que Pablo escribió cartas. Así que se puede observar que estas palabras de Pablo se
refieren al Antiguo Testamento.
Sin embargo, el tiempo que transcurrió entre las escrituras de Génesis por Moisés y que Jesucristo venía a obrar, fueron de al menos 1.000 años. Pablo definitivamente no conocía a ninguno de los
autores del Antiguo Testamento. ¿Cómo pudo saber que el Antiguo Testamento fue inspirado por Dios? Él no podía saber eso, al menos que los autores del Antiguo Testamento le dijesen personalmente
o que el Antiguo Testamento claramente decía: “la Biblia es inspirada por Dios”. Pero esos autores no le contaron eso y el Antiguo Testamento tampoco registra que la Biblia está inspirada por
Dios. Así que lo que Pablo dijo no tiene base objetiva.
Así mismo, si decimos que la Biblia es totalmente inspirada por Dios y que lo que está escrito en la Biblia son todas palabras de Dios, ¿entonces qué hay de las palabras dichas por la serpiente
cuando tentó a Eva, las palabras dichas por Satanás cuando acusó a Job y las palabras del asno dichas a Balaam? ¿Podemos considerarlas como palabras de Dios? Todos saben: Satanás es el arcángel
que traicionó a Dios y es enemigo de Dios; un asno es un animal. Si insistimos en afirmar que sus palabras son las palabras de Dios, entonces estamos blasfemando a Dios. ¡Este es un problema
grave respecto a su contenido! Por tanto, se puede observar que las palabras “Toda la escritura viene inspirada por Dios” dichas por Pablo, son de su propia imaginación y no concuerdan con la
verdad.
¿Cuáles palabras en la Biblia son Palabras de Dios?
De hecho, todas las palabras dichas por Dios están claramente marcadas en la Biblia. Las palabras de los profetas inspiradas por el Dios Jehová están siempre marcadas con “así habla Jehová”. Por ejemplo: Ezequiel 34:11, “Porque así ha dicho
el Señor Jehová: He aquí, yo, yo requeriré mis ovejas, y las reconoceré”. E Isaías 1:2-3, “Oid, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla
Jehová: Crié hijos, y engrandecílos, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce á su dueño, y el asno el pesebre de su señor: Israel no conoce, mi
pueblo no tiene entendimiento”. Estas indican que los profetas estaban transmitiendo las palabras personalmente dichas por Dios. Las palabras de Jesucristo están señaladas con “Jesús les
dice a ellos,” “Jesús les enseñaba, diciendo” y “Jesús le dice”; o las escrituras nos dicen directamente que estas son las palabras que dijo Jesucristo, como dice en Mateo 4:19, “Y
díceles: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Mateo 5:1-4, “Y VIENDO las gentes, subió al monte; y sentándose, se llegaron á él
sus discípulos. Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo: Bienaventurados los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran: porque ellos recibirán consolación”. Y Mateo 18:22, “Jesús le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta
setenta veces siete”. Las palabras de Dios en Apocalipsis están claramente señaladas con “dice el Señor,” “Y El que estaba sentado en el trono dijo,” y sucesivamente. Por ejemplo, en
Apocalipsis 1:8, “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”. Y en Apocalipsis 21:5, “Y el que estaba sentado en el trono
dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.
De estas escrituras podemos ver que, en la Biblia, solo las palabras de Jehová Dios, las palabras que Jehová le dijo a los profetas, las palabras dichas por Él propio Jesucristo y las palabras
que Dios le reveló a Juan son palabras de Dios; además de estas palabras, las otras palabras son algunos hechos históricos o experiencias y conocimientos personales del hombre registradas por más
de cuarenta autores. Aunque la mayoría de sus experiencias y sabiduría personal les llegó de la iluminación del Espíritu Santo, no pueden igualarse a las palabras de Dios. Así como en el Antiguo
Testamento, lo que la mayoría de las escrituras documentan son algunos hechos históricos para probar que Dios obró en la Era de la Ley; existen pocas palabras de Satanás, las palabras del asno, y
así sucesivamente. En el Nuevo Testamento, aparte de las palabras citadas por los autores, el resto es de los conocimientos del hombre, opiniones y entendimientos, tal como las cartas de Pedro,
Pablo y Timoteo. Sus cartas sólo representaban la obra del hombre y sus propias experiencias y conocimientos. Escribieron lo que entendieron para ayudar a animar a los hermanos y hermanas en las
iglesias, que era algo totalmente aparte de su responsabilidad para cumplir con la comisión del Señor. Asimismo, nunca dijeron que sus palabras eran palabras de Dios, y al principio de sus cartas
claramente señalaron sus propios nombres. Esto es un hecho.
¿Cuál es la diferencia entre las palabras de Dios y las del hombre?
Dios es el Creador; nosotros los humanos somos seres creados. Existe una diferencia considerable entre el Creador y los seres creados. No se pueden colocar al mismo nivel y no se pueden confundir
entre sí. La obra y la palabra de Dios no se puede reemplazar por ninguna obra o palabra del hombre corrupto. Durante que nosotros los humanos experimentemos la obra de Dios, no importa cuán
grandiosas sean nuestras experiencias, el entendimiento e iluminación del Espíritu Santo benefician a otras personas, no se pueden tratar como la palabra de Dios, pero sólo pueden ser utilizadas
como referencia. Igual que Pablo, Pedro y Mateo en ese entonces, aunque sus cartas eran beneficiosos y constructivas, no se puede decir que eran las palabras del Espíritu Santo. ¡Esto es sin duda
alguna! Las palabras de Dios son las expresiones del carácter de Dios y todo lo que Él tiene y es. Es la realidad de las cosas positivas y pueden ser la vida del hombre. Las palabras dichas por
el hombre que concuerdan con la verdad vienen todas de las experiencias y percepción de la palabra y la verdad de Dios, y sólo representan la estatura del hombre en el momento. Las palabras que
concuerdan con la verdad sólo pueden proveerles a las personas un poquito de ayuda y beneficio. No pueden ser la vida del hombre. Incluso con el esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo,
aún son palabras del hombre y no pueden comparar en lo absoluto con la palabra de Dios.
Por medio de la comunicación previa, creo que podamos todos entender que la Biblia no está inspirada por Dios y que las palabras en la Biblia no son totalmente palabras de Dios. Cuando tomamos
las palabras del hombre como las palabras de Dios, es igual que tratar al hombre como Dios. Esto es traicionando la verdad y blasfemando a Dios. Así que, debemos tratar a la Biblia correctamente
y no podemos adorarla ciegamente. Cuando la leemos, también necesitamos diferenciar claramente entre las palabras de Dios y las del hombre. No importan las cosas que se nos presenten, debemos buscar
y practicar de acuerdo con las palabras de Dios, y las palabras del hombre sólo pueden utilizarse como referencia. Si las palabras del hombre están de acuerdo con la verdad, entonces las
aceptamos; si no, las rechazamos. Solo ejercitando la fe de esta manera, podemos actuar de acuerdo con las intenciones de Dios.
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